berlín -El Gobierno alemán garantizó que luchará contra el racismo y la xenofobia un día después de que un ciudadano alemán asesinara a nueve personas, todos de origen extranjero, matara a su propia madre y finalmente se suicidara en una ciudad cercana a Fráncfort.

"El racismo es veneno. El odio es veneno y existe en nuestra sociedad", ha afirmado la canciller alemana, en su primera reacción tras el atentado. "Ha sido responsable de demasiados crímenes", aseguró la canciller Anjela Merkel, antes de recordar el ataque que acabó con la vida del político Walter Luebcke, el atentado contra una sinagoga en Halle y una serie de asesinatos de migrantes perpetrados entre 2000 y 2006 por un grupo conocido como Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU). La canciller hizo hincapié en que Alemania cree en la "dignidad" de cada persona, independientemente de su raza o etnia.

Desde Berlín viajó a la ciudad donde ocurrieron los hechos, Hanau, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, quien participó ayer en un acto en recuerdo de las víctimas. Se sumaron a los ministros del Interior, Horst Seehofer, y de Justicia, Chistine Lambrecht. Seehofer expresó sus condolencias a la población y repitió palabras de la canciller, Angela Merkel, según las cuales "el racismo es veneno". "Es todavía muy pronto pero todo apunta a una motivación racista. El racismo es veneno, perturba los espíritus y lleva a que aflore el mal", dijo Seehofer.

El asesino, un alemán de 43 años llamado Tobias Rathjen, dejó un manifiesto con pensamientos claramente xenófobos y racistas.

El ministro anunció una reunión con los responsables de Interior de todos los gobiernos regionales de los estados federados para analizar lo ocurrido.

Los hechos ocurrieron la pasada noche cuando Rathjen abrió fuego en un bar del centro de Hanau en el que se fuma el narguile. Ahí mató a cuatro personas, dos dentro del bar y otras dos delante del establecimiento.

Posteriormente se dirigió en coche a Kesselstadt, un barrio de Hanau con importante población de origen extranjero, siguió disparando y mató a cinco personas más. El arma la había comprado legalmente en internet. Finalmente se dirigió a su casa, disparó a su madre, de 72 años, con la que vivía, y se suicidó.

Un responsable de las fuerzas de seguridad alemanas confirmó que todas las víctimas mortales de los dos tiroteos son ciudadanos extranjeros. Entre los fallecidos figuran cinco ciudadanos turcos, según el embajador turco en Berlín, Kemal Aydin, en declaraciones publicadas por la agencia turca Anatolia.

La Policía explicó que el primer tiroteo se produjo desde un vehículo oscuro hacia un bar de fumadores de shisha situado en el centro de la ciudad. A continuación, previsiblemente, el mismo coche se desplazó a otro local de las mismas características para llevar a cabo el segundo tiroteo.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha condenado el atentado y ha emplazado a las autoridades germanas a hacer todos los esfuerzos para aclarar lo sucedido en el ataque. Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía dijo en un comunicado que el "racismo" y la "islamofobia" están al alza en Europa.

La ministra de Justicia declaró en su visita a Hanau que "todo apunta a un acto terrorista de la extrema derecha" y añadió que se investigará si el autor de los hechos tenía gente que lo apoyase. Lambrecht recordó también que en los últimos meses ha habido varios actos violentos atribuibles a la ultraderecha en el país.

Pero muchos ciudadanos de Alemania no tienen la sensación en estos momentos de que el Gobierno hace lo suficiente para luchar contra el fascismo y la extrema derecha, como quedó patente en los gritos que se oyeron durante la visita a Hanau del ministro del Interior, Horst Seehofer, y la ministra de Justicia, Chistine Lambrecht.

Ésa es también la crítica de la Comunidad kurda en Alemania porque varias de las víctimas mortales y uno de los heridos eran de origen kurdo.

radicalización El vicepresidente de la Comunidad Kurda de Alemania, Mehmet Tanriverdi, dijo que le "parece bien que el Estado se presente aquí al más alto nivel y anuncie determinación, es un problema social, que tiene que ver con el radicalismo de derechas".

"El Gobierno alemán tiene un programa de proyectos por la democracia, pero sólo con eso no se puede luchar contra la radicalización de derechas", según Tanriverdi.

Por ello, sería necesario, en su opinión, endurecer las condenas y cambiar la forma en la que se trata actualmente al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que debería ser observado por los servicios secretos alemanes del interior. Karin Marinello, nacida en 1951 y miembro de la dirección del Partido Marxista y Leninista de Alemania, dijo que "debemos luchar juntos contra el fascismo" y también que "el Gobierno no hace suficiente y evita la unión de todos contra el fascismo". "Debe crearse un frente antifascista en Alemania en contra de esta tendencia, en el que todos deben estar juntos, cristianos, socialdemócratas y comunistas", añadió Marinello, que es ciudadana de Fráncfort y acudió ayer a Hanau a mostrar su solidaridad y determinación contra el fascismo.

El suceso ha conmocionado a Alemania, pero especialmente a la población de Hanau, una localidad a unos 20 kilómetros de distancia de Fráncfort, en la que viven algo más de 93.000 habitantes y que en el pasado albergaba una base estadounidense en la que estaban estacionados hasta 30.000 soldados.

Lambrecht y Seehofer estuvieron acompañados por el primer ministro del Estado federado de Hesse, Volker Bouffier, y por el alcalde de Hanau, Claus Kaminsky.

Kaminsky dijo que "no hay dudas de que las últimas horas -desde las 22.00 horas del miércoles- son las más tristes que ha vivido esta ciudad en tiempos de paz". "En nuestra sociedad no hay espacio para el racismo", añadió el alcalde de Hanau.

ataques ultras

9 de octubre 2019. Halle. El ultraderechista Stephan Balliet intenta entrar armado en una sinagoga llena por la celebración del Yom Kipur y luego empieza a disparar aleatoriamente a los viandantes en la calle. Dos muertos.

2 de junio de 2019. Kassel. Un ultraderechista irrumpe en la vivienda del político conservador local de Kassel Walter Lübcke y lo asesina a tiros.

6 de abril de 2006. Kassel. Los terroristas de la célula ultraderechista Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU) asesinan al turco Halit Yozgat en su cafetería-locutorio.

4 de abril de 2006. Dortmund. La NSU asesina al turco Mehmet Kubasik.

15 de junio de 2005. Múnich. La NSU asesina al griego Theodoros Boulgarides, dueño de una tienda de llaves.

9 de junio de 2005. Núremberg. La NSU mata al turco Ismail Yasar, dueño de un Dönner Kebab.

25 de febrero de 2004. Rostock. La NSU asesina al turco Mehmet Turgut, dependiente en un restaurante de comida rápida.

29 de agosto de 2001. Múnich. La NSU mata al turco Habil Kiliç en su frutería.

27 de junio de 2001. Hamburgo. La NSU asesina al turco Süleyman Tasköprü, en su frutería.

13 de junio de 2001. Núremberg. La NSU mata al sastre turco Abdurrahim Özüdogru.

9 de septiembre de 2000. Núremberg. La NSU asesina al turco Enver Simsek en su floristería.

24 de noviembre de 1990. Eberswalde. Un grupo de neonazis propina una paliza a Amadeu António Kiowa, que muere dos semanas después a consecuencia de las heridas.

19 de mayo de 1989. Berlín. El turco Ufuk Sahin muere apuñalado. El asesino dio como motivo la apariencia de extranjero de su víctima.

16 de septiembre de 1988 Schwanndorf. Cuatro turcos mueren en un atentado incendiario perpetrado por Josef Salier, neonazi de 19 años.

1 de enero de 1981. Gündelbach. El turco Dydi Battal Koparan es asesinado por el club de motoristas de ultraderecha Stander Greif.

19 de diciembre de 1980. Erlangen. El rabino Shlomo Lewin y su novia Frieda Poeschke son asesinados por Uwe Behrendt.

26 de septiembre. 26 de septiembre de 1980. Múnich. Una bomba en la entrada principal de la Oktoberfest mata a doce personas y hiere a 213. Como autor fue identificado el neonazi Gündolf Köhler, que murió en el atentado.

22 de agosto de 1980. Hamburgo. Los vietnamitas Ngoc Nguyen y Ahns Lan Do mueren en un ataque neonazi a un albergue de refugiados.