Bruselas - Durante las dos primeras semanas de 2019, no se registró ningún retorno a Libia. El arranque de este año deja ya cerca de 1.000 personas. Los refugiados y solicitantes de asilo se han quedado atrapados en el fuego cruzado de los combates en el país norafricano. La UE teme una nueva ola de llegadas por el recrudecimiento del conflicto, pero evita llamar a Libia un Estado no seguro y sigue apostando por retornarlos a través de la Guardia Costera libia. Hace algo más de una semana, Josep Borrell, Alto Representante de Exteriores de la UE, anulaba un viaje previsto a Libia junto a varios ministros de Exteriores europeos por "razones de seguridad". La lucha armada en el país -gobernado por dos Ejecutivos enfrentados y miles de milicias- estaba llegando a su peor momento desde el inicio de la ofensiva de Trípoli el abril pasado.

Ese mismo día, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) alertaba de que unas 150 personas habían sido retornadas por los guardacostas libios, entrenados y financiados por la UE, a suelo libio. Un doble filo de la navaja desde el que Europa mandaba un mensaje: Libia no es seguro para nuestros diplomáticos, pero sí lo es para los solicitantes de asilo. La escalada del conflicto en Libia ha tenido ya un impacto migratorio. Durante las dos primeras semanas de 2019 no se registró ningún retorno por la Guardia Costera libia. En lo que va de año, la OIM ha registrado el regreso de 953 personas -entre ellas 136 mujeres y 85 niños- a centros de detención de la capital libia. Según los testimonios de los propios migrantes, que ha recogido la organización, la escalada de las hostilidades y el deterioro de la situación humanitaria les ha empujado a lanzarse al mar hacia el Viejo Continente. - Aquí Europa