Viena - Una muy restrictiva política de inmigración y un paquete de medidas para reducir las emisiones de efecto invernadero son las principales líneas del programa acordado por el conservador Partido Popular de Austria (ÖVP) y los ecologistas Verdes para gobernar juntos en una alianza inédita hasta ahora, que deberá asumir funciones la próxima semana. "No fue fácil", coincidieron Sebastian Kurz, líder del ÖVP, y Werner Kogler, jefe de los Verdes, al evaluar los pasados tres meses de arduas negociaciones que siguieron a las elecciones legislativas, en las que ambas formaciones salieron fortalecidas.

Los populares lograron imponer la línea dura iniciada con su anterior socio, el ultranacionalista FPÖ, con medidas como la ampliación de la prohibición del velo islámico para alumnas en guarderías y colegios, así como una controvertida prisión para solicitantes de asilo considerados peligrosos, aún si no han cometido ningún delito.

En cuanto a la política europea y exterior, el futuro Gobierno confirmó su "rechazo al acuerdo de libre comercio con el Mercosur en su forma actual", tal y como ya se había posicionado la mayoría del Parlamento de la república alpina.

Además, Viena buscará aliados en Europa para imponer "tasas aduaneras ecológicas, las únicas que tienen sentido", subrayó Kogler. "No fue un camino sencillo, pues los dos partidos tienen posturas muy diferentes", admitió ayer Kurz en la presentación del programa ante la prensa, aunque aseguró que ambos partidos lograron incluir en el documento de 300 páginas las principales promesas electorales. Entre ellas, destacó la del ÖVP, de mantener "de forma consecuente la línea en la lucha contra la inmigración ilegal".

El programa y el reparto de carteras está aún condicionado a su prevista aprobación mañana de la mayoría de los delegados del Congreso de los Verdes y entrará en vigor con la asunción del nuevo gabinete la semana próxima.

Es la primera vez que el minoritario partido ecologista sube al poder a nivel nacional (sí gobierna ya en varias regiones), un objetivo logrado en parte gracias al viento a favor que le trajo el movimiento juvenil contra el cambio climático Fridays for Future, liderado por la sueca Greta Thunberg.

Pero también se vieron favorecidos por la ruptura en mayo pasado del anterior experimento de Kurz: una coalición de Gobierno con los ultranacionalistas del FPÖ que cayó por un escándalo de corrupción año y medio después de asumir funciones.

Renuncias de los verdes Sin embargo, los Verdes austriacos, con el 14% de los votos y 26 escaños conseguidos en octubre, tras haber quedado fuera del Parlamento dos años antes, han tenido que dar marcha atrás en muchas de sus posturas progresistas y liberales ante la mayoría clara de 71 escaños (37% de votos) que tienen los populares. "Una mayor protección climática tiene su precio", declaró el jefe de los Verdes en el Tirol, Geebi Mair, a la agencia austriaca APA, al admitir que resulta doloroso aceptar muchas de las políticas derechistas de los populares.

Los Verdes obtienen a cambio un gran Ministerio, encargado de Infraestructuras y Medio Ambiente, y prometen una introducción paulatina de medidas para encarecer las emisiones de CO2, entre ellas un impuesto adicional a los billetes de avión. El objetivo es que "volar sea más caro y el tren más barato", comentó por su parte Kogler.

Un paquete de medidas para aumentar la transparencia en la Administración, que entre otros amplia las competencias del Tribunal de Cuentas para controlar las finanzas de los partidos políticos y las empresas con participación estatal, es otra de las promesas de los Verdes que forma parte del programa. El Gabinete estará formado por 13 ministros y dos secretario de Estados -nueve mujeres y ocho hombres-, además del canciller federal (Kurz) y el vicecanciller (Kogler). - Efe