El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la pena de catorce años y tres meses de cárcel que la Audiencia de Gipuzkoa impuso el pasado noviembre a un hombre que violó tres veces a una niña de 13 años, hija de su compañera sentimental, a la que amenazó de muerte en las tres ocasiones para que no revelara lo sucedido.

En una sentencia de la que fue ponente el magistrado Jorge Juan Hoyos Moreno, la Sección Tercera de la Audiencia consideró entonces al acusado responsable de un delito continuado de abuso sexual por el que, además de la citada pena de prisión, le impuso otros nueve años de libertad vigilada y le obligó a compensar a la víctima con 20.000 euros, además de impedirle comunicarse con la chica y aproximarse a ella durante 16 años.

Esta decisión fue ratificada en un primer momento por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) y ha vuelto a ser confirmada ahora por el Tribunal Supremo en una nueva resolución a la que ha tenido acceso EFE.

Los hechos se remontan al mes de octubre de 2019, cuando el procesado, que "mantenía una relación de confianza estrecha" con la víctima "semejante" a un vínculo "paternofilial" asimilable "por afinidad al de un ascendiente", aprovechó un momento en el que la niña dormía para colarse en su habitación y violarla.

La resolución precisa que el hombre, que por entonces tenía 49 años, actuó de esta manera, "con ánimo libidinoso", a sabiendas de que la víctima tenía 13 años, "aprovechando la relación de confianza" que ambos "mantenían" y a pesar de que la niña le pidió que parara y que se marchara.

El hombre no hizo caso de estas peticiones y le respondió "bruscamente" que se callara, le tapó la boca para abusar de ella "sin utilizar preservativo", en un contexto en el que la niña se quedó "paralizada y sin poder decir nada", tras lo que el adulto le advirtió de que, "si contaba algo de lo sucedido, la mataría".

La segunda agresión tuvo lugar en noviembre de aquel mismo año, cuando el inculpado, "actuando en contra de la voluntad" de la pequeña "comenzó a abrazarla y a tocar su cuerpo en la cocina de la vivienda" y, aunque ella "le indicó que la soltara" e intentó "apartarlo", volvió a violarla y a amenazarla de muerte si relataba lo ocurrido.

Finalmente, ya en enero de 2020, el hombre volvió a introducirse en la cama de la adolescente, la agredió sexualmente por tercera vez y nuevamente la amenazó con matarla si lo contaba.

Para condenar al procesado, la Audiencia otorgó total credibilidad a la declaración prestada por la menor durante el juicio, ya que resultó "clara, inconcusa y objetivamente verosímil", además de "sustancialmente coincidente" con las anteriores manifestaciones que hizo tanto a su madre como a los profesionales médicos que la atendieron.

Una decisión ratificada ahora por el TS, que en su resolución destaca los "solventes argumentos" de la sentencia de la Audiencia que, según indica, analizó "de modo detallado la prueba de cargo y descargo" practicada durante el juicio.