La Policía Nacional ha desmantelado la red más activa y especializada en el tráfico de cocaína en Zaragoza y ha detenido a los 13 presuntos miembros del grupo, que organizaban sus horarios y sus libranzas al modo de una empresa.

Según informa la Dirección General de Policía, la intervención policial se ha saldado con la incautación de 2,5 kilogramos de cocaína, alrededor de 79.000 euros en efectivo, varios vehículos, útiles para manipular la droga y agendas con 600 nombres y teléfonos de clientes.

La denominada 'operación Gomitas' se inició a finales de diciembre de 2021 tras detectarse la presencia de un hombre de nacionalidad colombiana que distribuía grandes cantidades de sustancias estupefacientes entre sus clientes.

La investigación, que se prolongó siete meses debido a la estructura empresarial grupo, permitió determinar que el sospechoso pertenecía a una organización compuesta por varias personas que se dedicaban a distribuir dosis de cocaína que marcaban con gomitas de colores para informar al comprador de la calidad y pureza de la sustancia.

Según los agentes del Grupo 2 de Estupefacientes de la Brigada de Policía Judicial de Aragón, el grupo, perfectamente jerarquizado, estaba integrado por obreros o peones dedicados a distribuir la droga en la calle, el considerado último eslabón de la red; los reponedores y recaudadores, y, a la cabeza, el máximo responsable de la organización y encargado de dar las órdenes.

La forma de actuar del jefe del grupo llamó la atención de los investigadores al comprobar que dirigía todo el entramado como una empresa.

Los llamados "peones" disponían de "oficinas" propias, trasteros donde recibían la droga suministrada por los reponedores y depositaban el dinero obtenido por las ventas, que recogían los recaudadores.

Para esta labor se había establecido un horario fijo, "férreamente controlado" por el cabecilla, que comenzaba a las 11 de la mañana y finalizaba a las ocho de la tarde, los siete días a la semana, aunque con libranzas perfectamente establecidas, según las mismas fuentes.

Así, cuando uno de los miembros del grupo "descansaba", otro le sustituía y se encargaba de abastecer a sus clientes, o de reponer y recaudar en los trasteros.

Como comerciales de empresas, estos "empleados" recibían un "salario" a final de cada mes según las ventas que habían realizado.

Cada "oficina" o trastero, además, tenía asignada una zona de la ciudad, que los vendedores recorrían en patinetes, motocicletas o turismos para suministrar la droga.

Todas las mañanas, uno de los miembros de la red depositaba la droga en cada uno de los trasteros, donde era recogida a las 11:00 horas por los obreros, que tenían que depositar a las 20:00 horas el dinero recaudado.

El encargado era quien controlaba las "libranzas" y precisaba quién debía reponer o recoger el dinero en los trasteros o cómo se tenían que intercambiar los teléfonos para contactar con sus clientes.

Durante el transcurso de la operación, los investigadores consiguieron descubrir que la cocaína provenía de Madrid y que era trasladada oculta en vehículos.

La operación finalizó con cinco registros domiciliarios y otros cinco en trasteros de Zaragoza y con otro en una vivienda en Madrid, así como la intervención de droga, dinero y útiles y la detención de los presuntos miembros de la red.

Tras prestar declaración en el Juzgado de Instrucción número 3 de Zaragoza, su titular ordenó el ingreso en prisión de diez miembros de la banda por un presunto delito de tráfico de drogas y la puesta en libertad con cargos de los tres restantes.

Con esta operación, la Policía Nacional "da por desarticulada la organización más especializada y activa dedicada al tráfico de cocaína detectada en Zaragoza en los últimos años".