rrezil será hoy la sede de la 34ª edición de Eskola Txikien Jaia de Gipuzkoa, una fiesta para conmemorar la labor e identidad de este tipo de escuelas y que este 2022 por fin vuelve a recuperar su esencia, tras dos años en los que no se ha podido celebrar debido a la pandemia. Este año, la escuela San Martin de dicha localidad guipuzcoana ha sido la encargada de acoger y organizar el evento.

Con motivo de esta fiesta anual, NOTICIAS DE GIPUZKOA ha hablado con la directora de San Martin Eskola, Miryam Urrutibeaskoa; una de las profesoras del centro educativo, Eli Amiama; y una madre que lleva a sus hijas a esta escuela, Oihana Trula, para dar a conocer cómo es el día a día en una eskola txikiay cuáles son sus valores diferenciales.

Para quienes desconozcan la naturaleza de este tipo de escuelas, son aquellas que se sitúan en barrios o pueblos pequeños del entorno rural. Debido a esta casuística, el número de alumnos y alumnas a las que forma es menor y ello hace que la organización de los grupos de estudiantes difiera respecto a escuelas de localidades con mayor número de habitantes.

En el caso de San Martin Eskola, su andadura comienza varias décadas atrás, en el edificio situado junto al ayuntamiento y en la sala principal de Borondegi, la casa de cultura. Allí se sitúa en los años 70 y 80, hasta que en 1995 se traslada a su actual ubicación, frente al frontón de Errezil. A día de hoy, comparte edificio con la haurreskola del pueblo.

A pesar de que el alumnado pueda fluctuar, en el curso escolar 2021-2022 está formado por 54 estudiantes, 19 de ellos en Educación Infantil y los otros 35 en Educación Primaria. Además, han estado acompañados por diez profesores y profesoras, una persona encargada de la cocina y dos supervisoras, para la hora del comedor y la guardia.

Estos 54 niños y niñas se han repartido en cinco grupos, dos de ellos en Infantil y tres en Primaria. La diferencia respecto a la mayoría de escuelas de la red pública es que cada clase pertenece a un ciclo educativo, por lo que comparten aula alumnos nacidos en dos años distintos.

Esta flexibilidad organizativa también se extiende al modelo educativo . "No tenemos una metodología muy cerrada -admite Amiama- intentamos combinar distintos modos de trabajar". Así, aprenden mediante proyectos que, "dependiendo del objetivo", requieren de la participación de un grupo, de dos o de toda la escuela; pero también con libros de texto o recursos digitales. Eso sí, abogan por trabajar en grupo, siempre adaptado a las necesidades que se tienen en las distintas etapas educativas. "Con los más pequeños, se hace de modo más manipulativo, dejando que experimenten más", explica la profesora.

En una escuela donde la diversidad de edades y la dimensión limitada de la institución educativa son claves y confluyen entre sí, destaca cómo todos los alumnos se conocen y la capacidad que tienen de entablar conexión, a pesar de la diferencia de años, algo que Amiama califica como "muy enriquecedor" y con lo que Trula coincide. "Aquí la edad da igual y hacen todo con todos; juegan, viven y aprenden juntos", incide.

Asimismo, esta realidad supone unos desafíos concretos a la hora de que los maestros y las maestras desarrollen su trabajo. "Nuestro objetivo principal es ser compañeros de viaje de los niños", enfatiza Urrutibeaskoa. Y es que describe como su "responsabilidad" el "ayudar a nuestros niños a desarrollar las habilidades que necesitarán para la vida", algo para lo que considera que es "una ventaja" que conozcan "mejor la realidad de cada niño", debido a la dimensión más limitada de San Martin Eskola.

El ser una eskola txikia también supone una mayor participación por parte de los progenitores a todos los niveles, tal y como afirma Urrutibeaskoa. Esa implicación se percibe tanto en los órganos de representación, a la hora de organizar actividades a lo largo del año escolar o en las relaciones individuales: "Tanto cuando nosotros tenemos una necesidad, como cuando la tienen los padres, enseguida recurrimos el uno al otro".

Esta interacción también se extrapola a los habitantes del pueblo. Amiama explica que "a menudo" recurren a ellos cuando están desarrollando un proyecto escolar, o los invitan al propio centro. "Al final, nos ubicamos en el entorno rural y los recursos naturales que tenemos son muchas veces la fuente de nuestros proyectos".

Fue esa cercanía, el eje en el que giran estas escuelas, la que hizo que Trula escogiera la de Errezil para su progenie y no las llevara a un centro educativo en un pueblo más grande, como Tolosa. "Aquí todo es más cercano", subraya, ennumerando las características arriba mencionadas; "para mí, es increible conocer eso", reconoce, ya que ella no es originaria de un pueblo tan pequeño como Errezil.

De cara a la fiesta que se celebra hoy en el municipio, desde San Martin Eskola afirman que organizar el evento ha sido "una experiencia muy enriquecedora", que les ha servido para conocer mejor otros proyectos de eskola txikia del territorio.

En cuanto al futuro, admiten que es difícil visualizarlo, pero tienen claro el tipo de red de eskola txikiak que querrían. "Queremos una escuela con conexión directa con la ciudadanía, que integre los cambios que están pasando en el entorno rural, que mantenga las relaciones cercanas, y que esté en contacto con todos", detalla Amiama. "Queremos una red que refuerce las relaciones entre las eskola txikiak". l