La Iglesia guipuzcoana debe ser "menos jerárquica y autoritaria" en su organización, para explorar una vía "más democrática, abierta, sencilla y cercana". Se percibe la necesidad de restablecer "la comunión rota, sanando las heridas del desencuentro y de la división" actualheridas del desencuentro y de la división" . Retornar al espíritu del Concilio Vaticano II, con una iglesia "que escuche a la sociedad" y vaya "acompasada a los tiempos actuales", replanteando para ello muchas de las cuestiones sociales de candente actualidad, como la eutanasia, los modelos de familia o la homosexualidad.

Son algunas de las conclusiones recogidas por la propia Diócesis de Donostia en el proceso de reflexión abierto, dentro del itinerario "sinodal" marcado por el Papa FranciscoPapa Francisco para alumbrar la Iglesia del tercer milenio. Se han celebrado para ello en Gipuzkoa dos encuentros diocesanos, el primero de ellos con casi un centenar de participantes de distintas "procedencias y sensibilidades".

Tras una "escucha real" de todos aquellos creyentes que quisieron participar en el proceso, se celebró un segundo encuentro con representantes, entre otros, de las distintas parroquias y servicios diocesanos. Todos hablaron "desde la libertad y sinceridad". Y fruto de las aportaciones realizadas se percibe la necesidad de "cultivar la confianza". Sanar las heridas abiertas, que no han dejado de sangrar durante la última década.CAMINO SINODAL, SIN MUNILLA

Poco después de comenzar el camino sinodal, Gipuzkoa decía adiós al obispo José Ignacio MunillaJosé Ignacio Munilla, un sacerdote polémico como pocos que dejó como legado, después de doce años, una iglesia crispada, muy alejada de la de sus predecesores: Setién y Uriarte.

Desde entonces, la diócesis está en "sede vacante", por lo que parte de la fase sinodal y su conclusión ha sido realizada sin la presencia de un obispo titular, aunque sí bajo la figura interina que representa Francisco Pérez, hasta que se nombre un sustituto definitivo al frente de la diócesis de Donostia.

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Las aportaciones realizadas durante estos encuentros vienen recogidas en el documento Síntesis de la fase sinodal diocesana, que plantea los pasos a dar. "Debemos escucharnos unos a otros, sobre todo escuchar a los laicos, mujeres y jóvenes". La Iglesia "debe ir acompasada con los tiempos actuales, no puede quedarse ni atrás ni al margen", detalla el documento.

FALTA DE COMUNIÓN CON EL MODELO DE GOBERNANZA

En ese sentido, se impone la necesidad de cambiar la estructura actual de tal modo que "el servicio de liderazgo sea temporal y esté legislado para quienes ejercen cualquier puesto de autoridad, también para el obispo".

De hecho, para un gran número de fieles es "un obstáculo muy grande" la forma en la que se toman las decisiones en la Iglesia. No comulgan con el modelo de gobernanza, ni les gusta que la última palabra la tenga siempre el clero. Así, los fieles de la diócesis apuntan a la necesidad de que puedan tomar parte en la elección de su representante.

Otra de las cuestiones sobre la mesa: "Repensar la figura del sacerdote", especialmente en lo que respecta a que el celibato no sea opcional. Se busca caminar hacia "una Iglesia menos clerical que permita al laicado asumir el papel activo que le corresponde".LA MUJER EN LA IGLESIA: REVISAR SU PAPEL

Se percibe como urgente revisar el papel de la mujer en la Iglesia, abriendo la posibilidad de que acceda al ministerio ordenado y participe en los organismos de decisión. "Es un obstáculo que no haya una mayor presencia de mujeres en los verdaderos ámbitos de decisión y de gobierno de la Iglesia", reflexionan.

Ante la evidencia de misas cada vez más desangeladas, se plantea que las eucaristías sean "más cercanas y participativas", actualizando para ello "la liturgia a nuestro tiempo", con la posibilidad de fomentar la formación de fieles, especialmente los laicos.

TRANSPARENCIA, "A TODOS LOS NIVELES"

Otro de los bloques temáticos subraya la necesidad de "ser transparentes a todos los niveles" en lo referente a la economía y a los abusos sexuales. "Esclarecer los casos de abuso y pederastia, tratando con prudencia y respeto a todas las personas, y acompañando a las víctimas".

Durante esta nueva senda que se quiere abrir en Gipuzkoa se plantea también la necesidad de "dar pasos hacia un encuentro real y concreto con creyentes de distintas confesiones religiosas".

El documento señala que entre las dificultades encontradas durante el camino sinodal figura "la falta de implicación y motivación de ciertos sacerdotes". A pesar de ello, existe la convicción en la comunidad eclesiástica de que se trata de "un camino a recorrer necesario y urgente".

Queda, en todo caso, cierta duda. Los fieles se preguntan si esta serie de aportaciones "realmente llegarán a Roma", y si lo que de este sínodo surja responderá a sus expectativas.