La vida continúa para la familia Moya-Gumbao. No queda otra que mirar hacia adelante, sobre todo por Nora, la hija pequeña, que, como no podía ser de otra manera, también lo está pasando mal. No entiende que su hermano se haya ido de una manera tan prematura.

"Desde que se fue Ander, han sido los ochos meses más largos de mi vida", se sincera Yoana que, eso sí, entiende que no tiene otra opción más que la de levantarse: "Nora necesita unos padres que estén, que la atiendan, que sepan controlar sus emociones", considera. Pero la situación no es nada sencilla porque Nora, de seis años, "está rabiosa, quiere morirse. Y te lo dice: 'Me quiero morir para estar con Ander'", confiesa. "Ander diciéndole a la oncóloga que le encantaba su vida, que era súper feliz y mi hija, con seis, me dice que se quiere morir. 'Nos morimos y estamos todos juntos'", le reiteró su hija.

Han sido muchos cambios los vividos por Nora, incluido el traslado a Donostia: "Saca mucha rabia y ella misma no lo entiende. Y a nosotros se nos acaban las herramientas, cómo gestionarlo y hasta dónde. Ponerle un límite o dejarle. ¿Qué es lo correcto? No lo sé. Lo único que quiero es que se sienta querida y que sepa que estamos ahí, pero a veces es complicado. Estamos yendo todos a terapia. Nora quiere hablar de Ander y yo a veces no, y me siento fatal. Hablamos mucho. No le prohíbo, ni mucho menos. Está en nuestra boca todos los días, pero a veces no puedo. Me da miedo no controlar el llanto delante de ella. No me importa que me vea llorar porque es normal que estemos todos tristes, pero me da miedo que me dé un ataque de ansiedad o que no sea capaz de parar y que ella me vea así", se sincera.

La propia Nora ha vivido hace poco un ataque de ansiedad: "Estuvo horas pataleando al aire. No había forma de calmarla, que quería irse con su hermano"