Los hábitos de consumo en los clientes ha cambiado a raíz de la pandemia y eso es algo que los bares y restaurantes se han visto obligados a asumir. Ya no se consume tanto en el interior y las terrazas han ganado protagonismo. "Gente que antes tenía la costumbre de ir a la terraza a tomarse una cerveza y unas croquetas, ha generado un cambio de hábito que ha supuesto que la gente se sentía más tranquila en el exterior que en el interior y eso suponía que un consumo bajo se transformara en una comida o en una cena completa", asegura Juan Calduch, gerente del Narru, situado en la calle San Martín. Así las cosas, "hemos tenido que adaptar lo que era una terraza tradicional a una terraza donde se pudiera ejercer una actividad de consumo más prolongada". En este sentido, los restaurantes han tenido que adaptarse a la nueva realidad. "Durante el invierno llegamos a tener y, de hecho, seguimos teniendo calefacción en la propia silla. No solo las típicas estufas de gas o eléctricas, sino cada silla tenía su esterilla eléctrica sobre la que te sientas y tienes una fuente de calor directa al cuerpo que te permite estar dos horas y hacer una comida de siete platos", sostiene Calduch.

Las restricciones han llegado a su fin, pero "la gente ha seguido disfrutando de esa dinámica generada y ha seguido disfrutando la instalación de la terraza casi tanto o más que la de dentro", puntualiza el gerente del Narru, consciente de que la pandemia "nos ha obligado a sacar los restaurantes a la calle".

A Juan le da "reparo" reconocerlo porque ha habido compañeros de profesión que "no han tenido tanta suerte como nosotros", pero la realidad es que el Narru "ha crecido durante la pandemia". Es más, "no solo nos hemos mantenido, sino que hemos crecido al poder sacar todo el restaurante a la calle. Hemos terminado la pandemia con mucho más personal de lo que la empezamos".

Juan Calduch es partidario de que esta tendencia "va a seguir" a pesar de que "no sabemos cuál es la normativa final a la que nos vamos a tener que sujetar de cara a los próximos meses". Deja clara su opinión cuando afirma que "me gustaría que siguiera así", entendiendo también que "la convivencia con los vecinos tiene que ser sagrada". Pero echa la vista a lo que ocurre en Europa, "donde la gente está en el exterior sin problema aún teniendo nieve a su alrededor". Ahora, "la gente ha empezado a disfrutar de eso y de esa forma de consumir y de vivir la ciudad". Confía en que el Ayuntamiento no limite esta restricción porque "creo que es algo bueno para todos". En su opinión, "alimenta la vida de una ciudad, siempre que se haga de una forma respetuosa, y no hace más que generar un valor añadido para los habitantes y para la gente de fuera".

Nadie se hubiera imaginado lo que ha tocado vivir a mundial. Una vez terminadas las restricciones, tal y como subraya, Juan Calduch, “hay gente que, más tranquila, ha vuelto al interior, pero también hay un porcentaje grande gente que ha descubierto que al aire libre se está fenomenal”, concluye.

"Es un trabajo que antes no teníamos que realizar"

También ha cambiado la dinámica de trabajo en el bar Avenida de Lasarte, que acaba de celebrar su 40º aniversario. “La gente quiere estar más en la terraza, algo que antes no pasaba", reconoce Yon Mikel Rodríguez, el dueño. "Antes no se daba tanta comida en terraza", asegura, pero "la gente quiere comer ahí", se ha dado cuenta Jon, para quien lo mejor es no coger reservas: “Ya está la cosa disputada de por sí para coger una mesa como para contribuir a que lo esté más”.

Reconoce, laboralmente hablando, que "nos hemos tenido que mover más" porque "es un trabajo que antes no teníamos que realizar", pero "la gente se ha acostumbrado a eso e intentamos hacerlo lo mejor posible". Jon sostiene que el cambio de hábito se ha dado más en la gente mayor: "A los jóvenes les da igual estar fuera o dentro, pero la gente mayor prefiere comer fuera, en un sitio apartado, que esté más aireado. Son costumbres que ha cogido la gente y ahora para cambiarlas es muy difícil después de dos años funcionando así". Considera que “la gente está a gusto y es algo que nosotros agradecemos”.