ocinando con chefs es otra de las numerosas experiencias que el Basque Culinary Center ofrece a su alumnado, aunque en esta ocasión es también un regalo para los comensales que pueden disfrutar del resultado.

Cada curso, los y las estudiantes de segundo tienen la oportunidad de mirarse en el espejo de cocineros y cocineras reputados y de ponerse a cocinar de forma conjunta platos que proponen en cartas que han atesorado estrellas Michelin.

En abril la experiencia se ha bautizado como Cocinando con Ikaro, ya que las alumnas y alumnos del BCC aprendieron de la mano de Iñaki Murua y Carolina Sánchez, del restaurante Ikaro de Logroño, cuyo buen hacer ha sido reconocido con una estrella Michelin y dos soles Repsol.

Iñaki y Carolina, que combinan sus nombres para bautizar al restaurante, se conocieron siendo estudiantes del BCC y de allí partieron para seguir su caminar juntos, en la vida, como pareja, y en su proyecto laboral que mezcla la cocina vasca con la riojana y la de Ecuador, país de origen de Sánchez.

A Logroño se trasladó una representación del alumado para tomar buena nota de lo que se cuece en los fogones de Ikaro. Después, los chefs de un restaurante que suma llenos en su comedor devolvieron la visita para elaborar con su joven equipo un menú compuesto de calidad e ilusión al mismo porcentaje.

Los emisarios que se trasladaron hasta Ikaro apuntaron todos los detalles sobre la forma de trabajar de esta pareja, su proceder en la sala, las características de la carta y detalles varios.

Y es que a la vuelta les tocaba, funcionando casi a modo de brigadas, organizar cada fase, desde la promoción hasta el establecimiento de los precios, pasando por la decoración de la sala, la atención (tanto en recepción con en las mesas) y, por supuesto, la cocina.

Resulta interesante observar cómo jóvenes que en muchos casos no han cumplido los 20 años presentan los vinos a los comensales, explican los platos y tratan de que se sientan cómodos en cada momento.

Además de la guía de los chefs, en esta propuesta tienen un peso especial los docentes, como Maddi Etxeberria, profesora de sala del Grado en Gastronomía y Artes Culinarias, y Alberto Cuesta, profesor de cocina en dicho grado.

Lo señalaba Etxeberria, esta es una experiencia en la que se deja volar al alumnado pero siempre con la mirada atenta para que no se le alejen de los objetivos y no cometan errores de bulto. Porque los errores son inevitables, casi obligados, cuando se está aprendiendo y de estos se obtienen lecciones.

Cocinando con Chefs funciona en dos etapas y en distintos grupos. El primer semestre los alumnos trabajan con restaurantes más cercanos y para el segundo semestre se mueven a nivel estatal. Cada experiencia se prolonga, aproximadamente, un mes.

Lo explica Cuesta. “Funciona en grupos de 24 alumnos que lideran y son liderados en distintas áreas”, para que todos lideren y aprendan a ser liderados en cualquiera de las 12 áreas de trabajo fijadas. “Tienen que hacer la gestión integral y aprenden haciendo. Se plantean retos, porque cuando no se es especialista en un sector, hay que preguntar mucho”.

Los 80 Cocinando con chefs organizadospermiten al BCC saber que es una experiencia muy bien valorada. “El proyecto es motivador pero depende mucho de los chefs, que no son docentes y les tratan como alumnos que están aprendiendo, que cometen fallos”, destaca Cuesta.

Carolina Sánchez e Iñaki Murua, por su parte, subraya el interés de la experiencia y la forma en la que esta les había conseguido trasladar en el tiempo a su época de estudiantes del BCC.

Sánchez califica la experiencia de “maravillosa” , un contacto directo con la ilusión de los jóvenes alumnos. “Nos ha supuesto volver a los orígenes, donde nos conocimos. Volvemos a las raíces, donde nació y creció nuestro proyecto”, destaca.

“Servir de guía, que se fijen en nosotros, ser una inspiración, es muy bonito”, abunda Sánchez, una ecuatoriana que ha echado raíces en Logroño con una propuesta diferente e incluso algo desconocida, con peso de la cocina de su Ecuador natal.

Murua insistía en la idea. “Volver al Basque es precioso, rememorar la ilusión y recuperar la forma en la que asumes acierto y fallos. En definitiva, nos hemos visto en un espejo, es algo muy chulo”, destaca.

La cena que preparó este joven equipo tenía ingredientes tangibles y no tangibles. Por una parte estaba el menú, compuesto por platos que se paseaban por dos continentes con propuestas como el helado de piquillo al sarmiento o la sopa acevichada de coco, hinojo y crujiente de langostino, el buñuelo de caparrones o el bolón de morocho.

En lo intangible se halla el entusiasmo, los nervios y la conexión establecida con los chefs para que, a la hora de ambientar la sala, se utilizara la imagen de las aves migratorias, evocando el viaje de Carolina y la mezcla de culturas.

Este curso ya se va despidiendo pero en el próximo volverá a abrirse el telón de Cocinando con chefs, donde la ilusión se contagia al comensal a través de unos jóvenes valores que inician un camino que, como les ocurrió a Murua y Sánchez, no saben a dónde les llevará.