A partir de este miércoles, coincidiendo con la publicación del Real Decreto en el Boletín Oficial del Estado (BOE), deja de ser obligatorio el uso de las mascarillas en espacios interiores. Esta normativa, sin embargo, contempla ciertas excepciones, como es el caso del transporte público y los centros sanitarios y sociosanitarios.

En este último conglomerado, se incluyen hospitales, centros de atención primaria, centros de día o residencias de la tercera edad (aunque no en el caso de quienes vivan en ellas), pero también farmacias. Aunque no se nombra específicamente esa palabra, son consideradas "establecimiento sanitario", como recuerdan desde la Farmacia Lanchares de la calle Urbieta de Donostia. Por tanto, todo aquel que se encuentre dentro de estos locales, debe portarlas.

Para evitar dudas, las farmacias guipuzcoanas han recibido, cuando a un email explicativo, un cartel que deben colocar, informando a quienes entren de que deben hacerlo con la mascarilla puesta. "Estaba esperando que me enviasen esto", comenta Susana, haciendo referencia al correo electrónico, "para hacer el cartel".

Comenta que, de momento, nadie se ha mostrado dudoso sobre si deben usar el cubrebocas en este establecimiento o no. "A mí no me ha preguntado nadie todavía. Pero bueno, yo me fijo; yo creo que la mayoría, ha entrado con mascarilla". Momentos antes de realizarle este periódico las preguntas, sin embargo, dos turistas extranjeros, habían entrado con la cara destapada, desconocedores de la normativa local.

La excepción de las farmacias no ha sido entendida por toda la ciudadanía que, debido a percibirlas a medio camino entre un centro sanitario y un comercio, consideran la medida innecesaria. Aunque Carla, otra de las profesionales de la Farmacia Lanchares, apunta a una de las razones esbozadas por las autoridades para ello. "Como viene más gente mayor, a lo mejor, que a los bares...", deja caer.