La muerte en la Playa de la Zurriola de Randall Cory Young, un turista de Miami de 44 años, ha dejado una honda huella este miércoles en el barrio de Gros, donde a diario se dan cita decenas de surfistas. El suceso no ha pasado desapercibido para nadie. “Cuando el mar está grande, siempre aconsejamos no entrar. Ayer lo estaba, y adentrarse en la playa con una tabla de paddle surf era un acto de inconsciencia, una temeridad”. Luis Miguel Herrero conoce bien el peligro que puede entrañar este arenal, que en un año se ha cobrado la vida de dos personas extranjeras. La última: Randall Cory Young, de 44 años.

“Estamos viendo que casi todos los que fallecen son de fuera. Es necesario conocer bien las corrientes que hay aquí”, indica Herrero, socorrista de largo recorrido que trabajó antes y después de que las obras de regeneración de mediados de los 90 convirtieran la Zurriola en la playa joven y surfera que es hoy en día. El barrio de Gros es el epicentro de este deporte, que atrae a surfistas de medio mundo y en torno al cual se han abierto numerosos negocios durante los últimos años.

En el establecimiento donde alquilaron la tabla al turista estadounidense no querían hacer esta mañana ningún comentario sobre lo ocurrido. En otros negocios cercanos admitían que siempre tratan de disuadir a los deportistas menos experimentados cuando hay malas condiciones de mar pero, inevitablemente, “siempre va a haber un componente personal”.

¿DE QUIÉN ES LA RESPONSABILIDAD?: "NO SOMOS POLICÍAS"

Hay comerciantes un tanto molestos por quienes les atribuyen responsabilidad por lo ocurrido. “Claro que les informamos del estado del mar, pero es algo que no se puede controlar. Igual llega el cliente y el mar aquí aconseja no utilizar la tabla de paddle surf, pero sí en la Concha, o en Hendaia. ¿Cómo saber el uso que van a hacer? Nosotros las alquilamos, pero no somos policías. Entendemos que la responsabilidad es de quien hace uso del material, como quien alquila un coche y se sale de una curva un día de lluvia en el que han aconsejado no salir a la carretera”, razona un comerciante.

Miguel Herrero explica que las corrientes o churros de la Zurriola son de tal fuerza que llegan a trasladar al deportista mar adentro sin necesidad de remar. “Es una temeridad adentrarse con una tabla de paddle surf en esa zona. Estaba en el peor de los escenarios, y el día menos indicado”, describe este experimentado deportista.

“No entiendo cómo se pudo meter por aquí”, señalaba en la playa de Gros un surfista junto al lugar en el que el turista americano perdió la vida. “Ayer daban tan mala mar que me fui a Hendaia a surfear. Hay días que es mejor tener la sangre fría”, indicaba este deportista. “Tú eres el responsable de tus actos, de los riesgos que vayas a tomar. Por aquí pasan muchas personas sin experiencia que vienen a probar”, admite un comerciante.

El trágico suceso ha reavivado el debate. Hay quienes reclaman “un puesto de vigilancia y seguridad permanente”, teniendo en cuenta el elevado número de deportistas que hacen uso del arenal durante todo el año. “Tenemos una playa que es un atractivo para los turistas, pero no tenemos cobertura. No es culpa de Cruz Roja, sino de presupuesto”, señalaba un comerciante. “El problema es que para cuando se monta un dispositivo, por mucho que corras, va a tardar al menos 20 minutos. Y una persona durante ese tiempo boca abajo, se ahoga”.