- Cada vez más la dependencia del teléfono móvil genera diferentes problemas. Algunos especialistas investigan sobre el ningufoneo, un término que se refiere a quienes no son capaces de levantar la vista de la pantalla, en especial jóvenes y adolescentes, pero cada vez más adultos. Es una nueva adicción y un nuevo término acuñado en la era digital, tal y como explica Joaquín González Cabrera, profesor de la Facultad de Educación e investigador principal de Grupo de Ciberpsicología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Su grupo de investigación trabaja sobre el ningufoneo, una palabra “que aparece en literatura científica en español desde 2012, no es que lo hayamos acuñado ahora” porque se trata, detalla, “de un problema que se descubre en cuanto el uso constante del móvil para navegar en Internet empieza a tener consecuencias en la vida de las personas”.

González Cabrera aclara que “hay un ejemplo muy claro de ningufoneo que podemos ver a diario” cuando “un grupo de jóvenes se reúne pero en realidad todos están mirando a su móvil, sin hablar, e incluso algunos están mandándose mensajes entre sí aunque estén casi al lado el uno del otro”.

El teléfono móvil, sobre todo desde que en 2005 aparecieron los “aparatos inteligentes”, los smartphones, ha supuesto que “alteremos patrones de comunicación que había hasta hace pocos años”, afirma.

En realidad, “se ha generado una constelación de problemas por el uso disfuncional de la tecnología y el ningufoneo es uno de ellos” y “de esa forma hemos convertido una oportunidad en un problema”.

Queda por analizar los efectos que tendrá ese patrón de comportamiento en los jóvenes cuando sean adultos “pero lo que sí vemos ya es que hay personas mayores que también tienen esa tendencia a estar permanentemente con el móvil, sin atender a quienes tienen alrededor, incluso en familia”, asegura este experto en comunicación.

El ningufoneo es un trastorno que afecta a la comunicación, pero los especialistas ya han comprobado como hay uno más extendido, que se ha denominado, en español, “nomofobia” que es “básicamente el miedo a estar desconectados, a quedarse fuera” de lo que ocurre en redes sociales, especialmente.

“Lo preocupante es que esas situaciones eclosionen en etapas de formación de la personalidad, incluso en chavales de ocho y nueve años” y por eso pide a los padres que “sean conscientes de que son un patrón para sus hijos, y deben escucharles y no estar constantemente con el móvil”.

González Cabrera cree que una forma de trabajar contra estos fenómenos “simplemente es hacer lo mismo que se ha hecho toda la vida, cuando en una familia se ve que hay algo que puede perjudicar a la comunicación se va a a algo diferente” en este caso “a actividades incompatibles con la tecnología, como hacer deporte, ir al cine o jugar al parchís” y así “generar momentos en los que se deje el móvil”, concluye.