- “La situación en Ucrania está bastante mal con el covid, pero estamos tramitando todo y tenemos la esperanza de que puedan venir”. Marian Izagirre, presidenta de Chernobil Elkartea, confía en que 91 menores puedan disfrutar las próximas navidades de una estancia de un mes en la CAV y Nafarroa junto a sus familias de acogida. La última palabra, no obstante, la tendrá la pandemia. “Ucrania, en principio, no está poniendo pegas. El problema es que cierren alguna frontera y eso no es previsible. No creo que esté en la mentalidad de nadie cerrar fronteras otra vez, pero, si se diese, se quedaría todo colgado”, advierte.

Mientras cruzan los dedos para que el coronavirus no se interponga en su camino, siguen recabando la documentación necesaria. “Estamos haciendo los trámites con Diputación, Subdelegación del Gobierno, todas las instituciones, y nadie ha dicho que no va a poder ser”, indica.

También están poniendo todo su empeño para que “el programa salga adelante con todas las garantías” desde el punto de vista sanitario. “Hemos pedido que los mayores de doce años vengan vacunados. Allí usan las mismas vacunas que aquí, pero tienen más dificultades para ponérselas a los menores de 18 años. Les hemos mandado un certificado de que están invitados con el programa y el viaje en sí es causa de tener derecho a vacunarse. Entonces, se están vacunando todos y, si alguno no se vacuna, no podrá venir”, explica.

Los menores, si todo sigue su curso, llegarán el próximo 20 de diciembre y se quedarán hasta el 19 de enero. “Estamos deseando que puedan venir. Las familias de aquí tienen ganas de volver a verlos y la situación en Ucrania, si antes era mala, ahora es peor. No solo por la pandemia, sino por las consecuencias, el trabajo... Ha repercutido mucho más y necesitan más salir”, argumenta. Pese a esta convicción, se muestra cautelosa. “Lo mejor sería que vinieran, pero con todas las reservas porque Ucrania ahora está fatal en cuanto a covid. Están pasando el peor momento de la pandemia”, reitera. Razón por la cual les prestan ayudas de comida semanales.

Su ausencia dos veranos seguidos les ha impedido reforzar sus defensas. “Aquí recuperan y florecen, cambian totalmente y, al no poder venir, se les nota”, lamenta Marian, deseosa de que estas navidades puedan reponer energías.