- Cuando acabe el año, más de 33.000 mujeres habrán sido diagnosticadas de cáncer de mama. Informar de algo así requiere no solo de empatía, también de formación en comunicar malas noticias y de todo un trabajo preparatorio de esa primera consulta en la que la vida de las pacientes cambia para siempre.

"Aún se sigue notando el cosquilleo de ver a una paciente nueva y pensar cómo se lo vas a decir; tienes que tener mucho lenguaje visual, observar si entra nerviosa o tranquila, si viene acompañada y por quién o si viene sola", relata a Efe Noelia Martínez Jañez, oncóloga médica de la Unidad de Patología Mamaria del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

"Es preferible buscar el momento y el sitio adecuados antes de dar el diagnóstico", afirma Juan de la Haba, oncólogo médico del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, quien apuesta por organizar bien las agendas aunque haya que aplazar la consulta, mucho más si lo que se va a comunicar es una recaída. "Tener tres recaídas una misma mañana es sencillamente insoportable", zanja.

"Tienen que formarse para informar, deben preguntar y escuchar", explica la psicooncóloga María Die Trill. "Tampoco se puede esperar que hagan de psicólogos, pero sí es importante que aprendan a gestionar la relación con la paciente" por el bienestar de ambos: dar malas noticias y estar detrás de tratamientos tan agresivos también "quema" al personal sanitario.

En el caso del cáncer de mama, del que hoy, 19 de octubre, se celebra el Día Mundial, hay tres ventajas que juegan a favor en el momento de comunicarlo frente a otro tipo de tumores, señala esta profesional volcada desde hace años tanto en la formación como en la atención psicológica de sanitarios y pacientes.

Uno, la alta tasa de supervivencia: según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), a cinco años supera el 90%, es decir, nueve de cada diez continúan vivas cinco años después del diagnóstico. Si se detecta en un estadio precoz, alcanza el 98%.

La variedad de modalidades terapéuticas también lo hace un poco más fácil. "En la actualidad no podemos hablar de curación pero en el futuro ya veremos porque es una enfermedad que tiene muchísima investigación detrás. El cáncer de mama está viviendo una revolución en cuanto a las expectativas de vida de las pacientes, incluso en estados avanzados", sostiene De la Haba.

Solo en el Estado español el Registro Español de Estudios Clínicos (REEC), dependiente de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), tiene contabilizados 329 ensayos, de los que 303 están en marcha.

"Antes estas pacientes se morían y hoy viven. Así que es más fácil transmitirlo cuando se pueden dar buenos datos", indica la psicooncóloga.

Existe además una mayor concienciación que hace unos años. "Se ponen como una especie de coraza que les puede hacer parecer inhumanos. Hay quienes tienen un don natural, a otros les cuesta más y otros no saben porque simplemente no se les enseña, pero hoy están más concienciados".

Sin embargo, nada de ello quita dureza al proceso porque al final es como que las enfermas "tienen que ponerse malas antes de ponerse bien".

Y "estar enfrentándose a dar malas noticias y después a poner tratamientos que dejan machacada a la gente les genera sentimientos de culpa, les hace sentirse mal"; a lo que se suman la falta de apoyo institucional, elevadas cargas asistenciales y "el no saber gestionar la parte emocional de la relación con el paciente porque no se les enseña". "Todo eso les quema", ilustra Die Trill.

"Nunca olvidaré una paciente de 32 años a la que di un diagnóstico de cáncer de mama metastásico y que tenía dos hijos de tres y cinco años, como los míos en ese momento. Me vi reflejada en una situación así. Ella se echó a llorar y fue imposible no echarme a llorar yo también y levantarme a abrazarla", rememora Martínez.

Porque al final "tú también estás sufriendo un dolor, no eres impasible. Eres médica, eres humana, eres mujer y muchas somos madres, con lo cual, por un momento tú estás pensando lo que está pensando ella".

"La información aséptica sin tener en cuenta las características de la paciente puede llevar a una iatrogenia (daños en la salud provocados por la institución médica)", señala.

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