El confinamiento de los mayores en residencias geriátricas en la primera ola y la imposibilidad de acceder a hospitales y servicios de salud fue una de las causas que más influyó en las altas tasas de letalidad, y que tuvo mayor virulencia en Asturias, Madrid, Cataluña y Castilla-La Mancha.

Por su parte, Navarra con una tasa de 1,51 y la CAV, con una de 1,54 se mantuvieron pordebajo de la media estatal, que se situó en el 1,59.

Un estudio del grupo covid-19 de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), coordinado por el investigador en la Universidad de León Vicente Martín, analiza la disparidad en la letalidad entre comunidades por SARS-CoV-2 entre marzo y mayo de 2020 y si bien el tapón de los mayores institucionalizados a los hospitales fue una de las causas, también lo fue la comorbilidad y la calidad de los servicios de salud.

En el caso de Asturias, con una edad media de la población superior a la estatal y mayor prevalencia de comorbilidades, la letalidad por covid fue entre un 30 y 40% más que la media estatal, ha explicado Martín, presidente del Comité Científico del XXXIX congreso de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

Mientras, la Comunidad de Madrid y Cataluña, con un sistema sanitario saturado en la primera ola y una gran cantidad de personas institucionalizadas, la letalidad por covid rebasó entre un 26 y un 35% la media estatal en el primer caso, y hasta un 29% en el segundo. Y Castilla-La Mancha, donde el ratio de plazas de residencias duplica la media estatal, la horquilla de letalidad fue entre un 21 y un 43% superior a la media.

El estudio pone en evidencia las "inconsistencias y diferencias" en las tasas de letalidad entre comunidades en la primera ola cuando apenas se hacían pruebas diagnósticas y había una infradeclaración de los casos.

Y considera que el impacto de la pandemia utilizando solo la tasa de letalidad por casos PCR positivos "subestima" su gravedad, por lo que un método más apropiado para comparar la letalidad entre comunidades es el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (MoMo), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.

Con este sistema, que contabiliza el exceso de mortalidad, en la primera ola fallecieron por covid casi 45.000 personas, 17.000 más que las cifras oficiales que daban los registros de las comunidades autónomas. Así, según los registros oficiales en Navarra habrían fallecido 511 pero el sistema de vigilancia MoMo lo eleva hasta los 683. En el caso de la CAV, las cifras oficiales de fallecidos en las residencias se sitúan en 1.442 mientras que el MoMo lo eleva a 1.607

De hecho la población mayor de 75 años presentó una letalidad 130 veces mayor que la población entre 20 y 65 años, y la tasa de muerte de personas institucionalizadas fue del 5,7%