ometidos a continuos sobresaltos, todos los expertos eran conscientes de que podía haber rebrotes en lugares de especial riesgo, pero pocos anticiparon la llegada de esta quinta ola. La relajación de las medidas ha sido la clave. El fin del estado de alarma, el cese de obligatoriedad de mascarillas en el exterior y el verano podían anunciar una combinación letal.

Pero las señales de alerta se ignoraron y todos prefirieron fiar la recuperación a los altos índices de vacunación. El macrobrote de coronavirus originado en un viaje de fin de curso a Mallorca -que solo en Euskadi dejó más de 1.000 jóvenes contagiados- fue el detonante. Pero luego vinieron focos en otros muchos destinos turísticos que habían frecuentado los más jóvenes y eso desató una reacción de infecciones en cadena.

“Nos puede venir bien precisamente para no lanzarnos a pensar que esto se ha terminado. Porque no se ha terminado. Es una advertencia: tenemos todavía virus para rato”, reflexiona Alberto Torres, jefe de Medicina Preventiva.

El viernes, cuestionada sobre por qué no se vio venir esta quinta ola, la consejera vasca de Salud, Gotzone Sagardui, afirmó que Euskadi tenía adoptadas medidas para tratar de evitar los contagios porque “se sabía que no se había terminado con esta pandemia” y que había que seguir “en alerta y mantener toda la prudencia”. Sagardui indicó que también lo dijeron cuando el 9 de mayo se levantó el estado de alarma, y trasladaron que no era el momento para que algunas de las medidas vigentes decayeran.

Por ello las autoridades sanitarias imponen más restricciones porque son conscientes de que a medida que se relajen las medidas habrá “brotes explosivos” de covid-19, incluso cuando la vacuna ya haya llegado a un porcentaje muy elevado de la población.

seguimos en peligro

La OMS lo ha dicho también por activa y por pasiva pero sin éxito: “No estamos fuera de peligro”, advierten. Su director europeo recuerda que, aunque los datos epidemiológicos mejoraron durante el verano de 2020, al llegar el otoño se produjo un “aumento devastador” de los contagios y luego volvió a suceder en Navidad y en primavera. “Tenemos que aprender de los errores”.

La viróloga e investigadora del CSIC Margarita del Val clarifica. “Se ha acabado la tragedia de tantas personas muriendo, pero ahora mismo tenemos mucha gente que puede transmitir el virus silenciosamente porque hay sensación de que vamos más tranquilos, de que vamos a poder volver en parte a la normalidad. Ahora cada vez que detectemos un brote va a ser de muchas personas con una ramificación muy difícil”, afirma.

Para enrarecer más el ambiente, la variante delta ha ensombrecido todas las expectativas y amenaza con hundir las previsiones para el verano. El máximo asesor médico en la lucha contra el covid en Estados Unidos, el doctor Anthony Fauci, hace ya tiempo que declaró que esta variante es la “amenaza más grande para acabar con la pandemia”.