La indignación que destila el cartel no se corresponde con el perfil de ese “casero, ya mayor, más majo que ni sé”, que describen sus conocidos. Muy indignado debe estar este vecino del chalet número 14 de la calle Aldapa del barrio donostiarra de Egia. El hombre ha colocado en su terreno un cartel bien visible a varios metros de altura con un claro destinatario. “Iñigo, como inquilino actual de la casa nº16, te reclamo las rentas mensuales que has dejado sin pagar desde el 16-7-2020”, reza el cartel que el jueves instaló una empresa.

El destinatario no es solo Iñigo. El escrito continúa. “Este letrero estará hasta que salga la sentencia del desahucio de dicha casa 16. Para que sepan los vecinos lo falso, miserable e hipócrita que tú eres”. Y así acaba el desahogo por escrito sobre fondo amarillo, que se asoma desde la vivienda donde reside el denunciante, en el número 14, hacia la casa anexa, donde al parecer se origina el conflicto.

A juzgar por los comentarios que ha comenzado a suscitar entre el vecindario, este curioso modo de hacer visible el hartazgo ya ha empezado a surtir el efecto deseado. “Se ha tenido que gastar una pasta, mil euros mínimo, porque vinieron desde una empresa a colocar el cartel”, decía este viernes un vecino de esta empinada cuesta que enlaza con el cementerio de Polloe. “Cuando lo ves a lo lejos parece escrito en una cartulina, pero te acercas y de eso nada; el tío se lo ha currado a base de bien”, observaba una vecina que paseaba a su perro.

El chalet en cuestión tiene 380 metros cuadrados y actualmente se alquila por habitaciones. Antes de la pandemia tuvo un uso más turístico, destinado a aquellos que buscan un coqueto alojamiento a quince minutos a pie del centro.

Atrás en el tiempo fue también una casa de citas, que posteriormente cambió de ubicación.

“Creo que el problema ha surgido con la persona que se encargaba de alquilar el chalet, que no sé si reside en él. Es un hombre que solía venir en patinete con las llaves para abrir la casa a los interesados por una habitación. No sé si sigue viviendo por aquí”, relatan unos vecinos. Al parecer, no anda lejos, según se desprende del testimonio de inquilinos consultados que están en contacto con Iñigo, a quien mantienen al corriente y le han enviado la foto del cartel. “Tiene su abogado y nos ha dicho que más o menos ya se lo esperaba. A ver cómo se arreglan”, dice uno de ellos.

Actualmente residen en el chalet siete personas, seis hombres y una mujer, entre los que hay ingenieros y economistas de diferentes nacionalidades. “Tenemos muy buena relación. La casa está genial”, dice uno de los residentes. Aseguran que pagan “puntualmente” su renta de no menos de 500 euros, cuyo precio varía dependiendo de la habitación. Hay quienes tienen en el chalet su residencia permanente y otros están de paso. Según explican en el barrio, el propietario fue además el constructor de estas viviendas de cuatro plantas tan atractivas en esta zona del barrio donostiarra. “Es una persona que aunque no te conozca casi de nada siempre saluda”, aseguran mientras un joven hace un alto en medio de la cuesta y toma una foto del cartel. “¿Pero no hay otras maneras de llegar a un acuerdo?”, se preguntaba el vecino sin obtener respuesta.