- El proyecto presentado ayer en Donostia engloba el conjunto de investigaciones sobre este tipo de abusos realizados en el Estado con el objetivo de comparar sus resultados con los obtenidos en otros países y discute la relevancia que pueden tener para la reparación, la intervención y la prevención de este tipo de victimización.

Este trabajo ha sido desarrollado entre 2018 y 2021 y es fruto de la coordinación entre la Universidad Abierta de Catalunya (UOC), la Universidad de Barcelona (UB) y la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), pionera en el estudio de los abusos sexuales de menores en instituciones religiosas.

Sus investigaciones se remontan a 2013. Desde entonces, según reveló ayer Gema Varona, investigadora en el Instituto Vasco de Criminología, ha sido constante la petición de colaboración a la Iglesia para que abra los archivos que documentan estos hechos. “La respuesta ha sido casi siempre el silencio, pero también queremos agradecer lo que podríamos llamar los justos, esas personas dentro de la Iglesia que se han salido del guión y han querido colaborar”.

El estudio coordinado cuenta con investigaciones cuantitativas y cualitativas de las que se concluye la mayor afectación a hombres. Asimismo, documenta “el profundo y duradero daño sufrido por las víctimas”, tanto en lo que respecta al delito padecido como a la victimización secundaria o al daño añadido por una respuesta institucional tendente, muchas veces, a “ocultar, silenciar, confundir y, en ocasiones, culpabilizar a las víctimas”. A la gravedad de todo ello se suma el hecho de que, a veces, estas víctimas eran niños y adolescentes en situaciones ya agravadas de exclusión, desventaja social o discapacidad.

La UPV ha recabado el testimonio de 60 víctimas de abusos sexuales. “Ninguna de las víctimas están satisfechas por la respuesta que han obtenido, no solo por parte de la Iglesia sino también de la sociedad y de las instituciones públicas”, detalló Varona.

El equipo de la UPV ha analizado el daño provocado por la llamada “traición institucional y espiritual”, concepto utilizado en las investigaciones comparadas especializadas. Un aspecto fundamental encontrado es la instrumentalización de las víctimas y el hecho de priorizar la reputación institucional por encima de los derechos individuales de los entonces menores.

Además, el derecho canónico, recientemente reformado, no ha considerado durante mucho tiempo los derechos que las víctimas deben tener en los procedimientos para revisar los casos. En ellos, según la normativa internacional, debe asegurarse la especialización para tratar los temas de victimización sexual, así como la imparcialidad y la protección a las víctimas, sin por ello mermar la presunción de inocencia.

El estudio muestra que los abusos sexuales fueron cometidos por clérigos que conocían las experiencias previas de malos tratos que presentaban las víctimas y, así, su extrema vulnerabilidad. “La investigación sobre el modo en que la Iglesia católica ha reaccionado ante la aparición de casos de abuso refleja que ha habido diversidad de actitudes. La que ha predominado en muchos países ha sido de carácter defensivo, basada en la negación o la minimización del problema. Cuando ha sido imposible negar la existencia de casos de abuso, la respuesta oficial ha tendido a presentarlos como hechos aislados”, recoge el estudio presentado en Donostia.