- Siempre hay dos maneras de mirar las cosas. El mismo vaso se puede ver medio lleno o medio vacío, según la perspectiva de cada cual. Es lo que diferenció ayer las comparecencias de Bingen Zupiria, portavoz del Gobierno Vasco y consejero de Cultura y Política Lingüística, de la realizada por Carolina Darias, ministra de Sanidad en el Ejecutivo español, en las que ambos se refirieron a la nueva situación que afrontará la sociedad a partir de la próxima medianoche con la entrada en vigor del Decreto Ley que flexibiliza el uso de las mascarillas en el exterior. Si el primero consideró que, aun siendo "una buena noticia", hay que hacer "nuevamente una llamada a la prudencia" porque "el virus sigue ahí", la segunda se mostró más optimista al asegurar que "las mascarillas dejan paso de nuevo a la sonrisa. Sonrisas que volverán a nuestras calles, con distancia de seguridad, pero sonrisas visibles para todos".

El portavoz del Gobierno Vasco argumentó para defender su pragmatismo que "la llamada a la prudencia sirve para todas esas personas jóvenes que pueden estar contagiadas, así como para las mayores que aún no han finalizado su proceso de vacunación". A este respecto, Zupiria insistió en que "el verano es una época donde la vida social es mucho más intensa y se tendrán que seguir cumpliendo las medidas".

El consejero reconoció que el control sobre la pandemia de covid-19 provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 "es mucho mejor" en términos generales que el existente durante "este último año, pero no hay más que mirar al resto del mundo para ver cuál es la situación, para ver que la transmisión del virus sigue ahí y que si no andamos con cuidado, todos los que todavía no estamos debidamente protegidos, podemos contagiarnos".

El consejero de Cultura admitió que "es un Decreto Ley de obligado cumplimiento, lo que nos obliga a todos a cumplir lo que dicta" y recordó que "todavía hay muchas personas que no están debidamente protegidas contra el virus, bien porque no han accedido todavía a la vacunación o porque no la han completado". Y recordó que entre estos últimos se encuentra la mayoría del colectivo de sexagenarios, "que no verán completada su vacunación hasta finales de julio", entre los que se incluyó y se puso como ejemplo: "Lo tengo claro. Dado que mi proceso de vacunación no termina hasta el 24 de julio, y voy a necesitar quince días más para culminarlo, andaré con cuidado hasta esa fecha".

El portavoz de Lakua puso énfasis en que las circunstancias y el momento de vacunación "nos obligan a todos a no olvidar en qué situación nos encontramos, a no olvidar que los contactos sin guardar las debidas distancias o sin usar la mascarilla en lugares no aireados suponen un riesgo especial", por lo que insistió en la prevención como la mejor medida para combatir al coronavirus "aunque podamos tener la buena noticia de que en espacios abiertos, cuando estemos con gente que vive con nosotros en una burbuja familiar, podremos prescindir de la mascarilla".

Y mientras Zupiria hacía un alegato a la cautela, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, mostró la euforia que embarga al Ejecutivo de Madrid, al asegurar que "es una medida prudente que se va a producir de manera progresiva y gradual, liberándonos de llevarla en aquellos espacios al aire libre en los que la transmisión es casi inexistente. Es una medida que nos pone en las mismas condiciones de los países de nuestro entorno que llevan a cabo medidas de flexibilización, además de ser una medida que nos acerca a la normalidad, con prudencia y que además nos da una alegría colectiva".

La ministra recordó, sin embargo, que "sería conveniente llevarla siempre encima para cumplir el Real Decreto", cuya vigencia será extensiva a todo el Estado "para que el tratamiento de la mascarilla sea uniforme y homogéneo, porque un marco común es muy importante. En esta crisis entramos juntos y de esta crisis salimos juntos. La mascarilla ha sido un símbolo asociado a la pandemia en todo el país y consideramos que debe seguir siendo así". Darias abundó en la idea de que este elemento "ha tenido un gran impacto en nuestras vidas al protegernos del virus, proteger a los demás y permitirnos un cierto grado de interacción social".

Además de lo adelantado ayer, la mascarilla no será exigible en dependencias destinadas a residencia colectiva de trabajadores esenciales, como los bomberos, siempre y cuando dichos colectivos y los trabajadores que ejerzan allí sus funciones tengan tasas de vacunación superiores al 80%.

Asimismo, en los centros penitenciarios en los que haya movilidad de internos, el uso de las mascarillas se regirá por las normas específicas que determine la autoridad penitenciaria competente.