Una de las grandes, las fiestas de Baiona, ya están oficialmente suspendidas. Fue este miércoles cuando la comisión encargada de organizar los festejos, que se deberían haber celebrado del 28 de julio al 1 de agosto, adoptó en una reunión de aproximadamente un hora la decisión de suspender las festividades de verano. De este modo, la ciudad labortana se quedará sin festejos por segundo año consecutivo en un verano en el que no se celebrará este tipo de acontecimientos multitudinarios.

Pero, sin duda, las fiestas que más gente atraen son los Sanfermines de Pamplona. Aunque el alcalde de Iruñea, Enrique Maya, lleva dilatando la decisión varios meses, manteniendo una tensión ficticia sobre la posibilidad de que se celebren las fiestas en honor a San Fermín, todo hace indicar que será en breve cuando anuncie oficialmente la suspensión. Este mismo lunes, preguntado al respecto, señaló que "el tiempo pasa y que se va acercando el día que haya que tomar la decisión, pero todavía no está tomada". El año pasado fue el 21 de abril cuando se anunció que Pamplona se quedaba sin sus fiestas.

Lo que no ha descartado todavía Maya es que pueda haber festejos taurinos, refiriéndose a las corridas de toros: "Todos somos conscientes de que puede haber más posibilidades de hacer algo en un recinto controlado, como es una plaza de toros" y "mucho más dificil controlar los encierros en la calle".

Y en Donostia, el alcalde, aunque no de manera oficial, sí que ha mencionado varias veces -la última esta misma semana- la imposibilidad de celebrar la Semana Grande por lo que supone de eventos que invitan a la aglomeración de personas en la calle. En cambio, consideró más probable celebrar los eventos culturales que suelen marcar el ritmo del verano en la capital guipuzcoana como son el Jazzaldia a finales de julio, la Quincena en agosto y Zinemaldia en septiembre.

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De este modo, poco a poco se va despejando el panorama de un verano que volverá a estar marcado por una pandemia que sigue extendiendo su letal incidencia a pesar de los esfuerzos de la sociedad por ponerle freno. Con los últimos datos en la mano, todo indica a que debemos mirar hacia 2022 para volver a pensar en fiestas y festejos.