- Esta experta en Derecho y Bioética y profesora colaboradora de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) muestra sus recelos al pasaporte covid. “En estos momentos es un error porque no existe un libre acceso a la vacunación y es una medida prematura”, afirma, ante la falta de igualdad en el acceso a la inmunización.

¿Por qué es un error?

—Si hasta ahora hemos mantenido malamente el control del virus restringiendo la movilidad, permitir la libre circulación de personas que no sabemos si van a transmitir la enfermedad, o pueden contagiar o no, es un error. Es una medida a todas luces prematura porque el covid presenta todavía demasiadas incógnitas. Ni siquiera sabemos cuánto dura la inmunización. La inmunización natural fluctúa entre tres y seis meses. Pero una pequeña cantidad de las personas se reinfectan y descnocemos si ellas mismas tienen el potencial de infectar a otros.

Lo basan en la necesidad de reactivar el turismo.

—Es que es una medida meramente económica pero no sabemos sus consecuencias. Porque quizá puedan ser graves o incluso letales a medio y largo plazo. La desescalada debería ser muy contenida, con aforos determinados y viajes muy justificados porque siguen siendo pocas las certezas que tenemos sobre el comportamiento del virus y comenzar a movilizar a las personas con un certificado digital verde, o cómo se llame, puede dar una falsa sensación de seguridad.

¿Es solo un tema económico?

—Sí, claro. Y todo el mundo entiende que se quiera dar oxígeno a la economía y movilizar los motores económicos de la sociedad pero, sin duda, algo que esta pandemia ha puesto en evidencia es la desigualdad estructural que ya teníamos. Y que ahora se ha acentuado con la pérdida de trabajo, la perdida de vínculos, y, por supuesto, también de personas. Todo esto agrava una situación crítica que ya existía a nivel global, incluso la inseguridad alimentaria. Y este tipo de pasaportes no hacen sino aumentar esta desigualdad. Por eso debemos esperar un poco para ver si más población consigue estar inmunizada.

La polémica también se deriva de no todo el mundo tiene acceso al antídoto y alguna gente se está quedando a la cola en los calendarios de vacunación.

—Exactamente. Pero este tema no hay que analizarlo solo en virtud de la sociedad española o europea. Debemos tener una conciencia global porque la pandemia es global. Independientemente de nuestras fronteras geográficas o culturales, el virus ha llegado a todo el mundo. Y hay personas que no van a tener acceso en mucho tiempo a las vacunas porque sus gobiernos no tienen la capacidad económica suficiente, ni han podido negociar con las farmacéuticas y no disponen de vacunas como los países más desarrollados. Hay problemas de acceso a las vacunas y problemas de distribución. Ya vemos lo que está pasando en Europa, que también se ha quedado atrás con respecto a EEUU o Israel. Permitir que se muevan algunas personas sin saber con exactitud el comportamiento del virus es una medida que resulta prematura, y también resulta imprudente.

Pues Reino Unido está pensando ya en ensayar estos pasaportes covid en cines y eventos deportivos como parte de la desescalada que se inicia el lunes, día 12. ¿Que opinión le merece?

—Me parece que nuevamente esta cuestión divide a la sociedad entre los ciudadanos de primera, y los de segunda clase. Los que están inmunizados y aquellos que, por la razón que sea, aún no les ha tocado inocularse. Hay que preguntarse ¿qué sociedad queremos?, ¿queremos un lugar donde vayan solo a divertirse aquellos que han podido acceder a la vacuna por una cuestión de suerte, o por una lotería? Pero ¿qué pasa con el resto? Yo creo que las cuestiones económicas no deberían ser el móvil exclusivo y que hay que sopesar de manera mesurada cómo se podrían reabrir los viajes y las actividades de ocio.