El avance de la pandemia continúa sin freno en Euskadi y la comarca de Goierri sigue marcando la incidencia más alta, con el triángulo en rojo de los municipios de Ordizia, Lazkao y Beasain, cerrados perimetralmente de nuevo apenas tres semanas después. "Fuimos de los primeros en llevar mascarilla, aparecimos en televisiones de todo el Estado, pero parece que de nuevo volvemos a la casilla de salida, es desesperante". El cansancio de los vecinos es palpable en la calle Mayor de Ordizia, donde este viernes hubo alguna palabra más alta que otra al advertir la presencia de medios de comunicación.

Las nuevas restricciones tienen un impacto directo en los planes de Semana Santa, tanto para los vecinos que habían previsto marcharse unos días y no han hecho reservas como para los negocios que viven del consumo y sufren tanta incertidumbre. "Estamos hasta el gorro, con tanto cambio los clientes ya no saben ni dónde tienen que sentarse". Alaitz Zurutuza no disimula su enfado. Acodada en la barra de la cafetería Pottoka de Ordizia, reconoce que está cansada de reinventarse.

Junto a ella charlan unas vecinas que ayer a mediodía no sabían muy bien si podrían hacer una escapada este fin de semana. Los comercios siguen acusando el golpe desde que se realizaron los primeros cribados el año pasado. "Se intentan hacer las cosas bien, pero para, cuando te aprendes las normas, te las cambian, con unos criterios que no acabamos de entender", cuenta una vecina en Goitia kalea, junto a una agencia de viajes clausurada desde hace un año.

A las puertas de la oficina de turismo de Ordizia no se percibe movimiento. Uno de los mayores quebraderos de cabeza está siendo el cambio de planes de última hora en el sector del ocio, y el contratiempo que todo ello supone en la antesala de una Semana Santa que, nuevamente, exigirá quedarse en casa si no se han hecho las reservas con suficiente antelación.

Tener una reserva hotelera realizada hasta ayer permitirá la movilidad en Euskadi entre el 1 y el 11 de abril aunque haya restricciones a la movilidad por una alta incidencia del covid. Es una de las medidas adoptadas por el consejo asesor del Plan de Protección Civil de Euskadi (LABI) para combatir la extensión de la pandemia.

La nueva regulación establece el confinamiento perimetral de los municipios de más de 5.000 habitantes y de los territorios cuando alcancen los 400 casos por 100.000 habitantes acumulados en dos semanas. La primera resolución con el listado de los municipios afectados se publicará hoy y tendrá efecto el lunes.

Desconcierto

Catas de degustación, queserías€ "Hemos estado hasta última hora pendientes, y además se han hecho contratos para atender la demanda de estos días. Hay familias de Bizkaia que nos están llamando para saber si podrán venir o no. Nos sumamos a los criterios sanitarios ante una situación tan complicada, pero estas medidas llegan a última hora y se tenían que haber adoptado antes", indicaban ayer a mediodía a las puertas de la oficina de turismo. Ordizia, con una tasa de incidencia del 883,1 casos por cada 100.000 habitantes, tardará tiempo en bajar del nuevo límite impuesto por el Gobierno Vasco. Es algo que no pasa desapercibido en las tres agencias de viajes que siguen operativas. Una empleada que insiste en no dar su nombre, sí quiere trasladar la difícil coyuntura que atraviesan. "Es una situación penosa. Ahora mismo el único que viaja es el que está obligado. En esta agencia deberíamos estar tres personas y estoy yo sola porque no hay trabajo. Prácticamente mi único cometido es gestionar los reembolsos del año pasado", lamenta.

En Beasain también se respira cierta resignación. Nadie sabe a ciencia cierta por qué no baja la tasa de contagios. "Teníamos previsto salir unos días en Semana Santa, alguna escapada, pero visto lo visto no va a ser posible", decía visiblemente molesta Begoña García, sentada en la terraza del bar Kuluska. "Que los expertos nos digan por qué suben los contagios, porque la verdad es que no lo entendemos", se desahogaba junto a su nieta. Junto a ella, dos jóvenes reconocían que las nuevas medidas no les afectan porque no tenían nada previsto.

Esteban Mateos, de 76 años, mostraba cierta incomprensión. "La política lo está condicionando todo. Deberían prevalecer los criterios sanitarios, pero el problema es que tampoco desde ese punto de vista lo tienen muy claro". Claudio Horrillo, de 72 años, reconocía estar muy cansado. "Ya estuvieron los bares cerrados dos meses y para cuando se abrieron había más contagios. Tenemos la sensación de que se están dando continuamente bandazos".

En Lazkao Osakidetza concluyó este viernes un cribado a los vecinos de entre 19 y 59 años después de que en la localidad de Goierri se haya disparado la tasa de incidencia. El miércoles alcanzó los 1.413 casos por cada 100.000 habitantes, aunque la cifra parece estar en claro descenso después de los 1.154,12 casos contabilizados el jueves. Iñaki Sukia, vecino de la localidad, lo tenía claro. "¿Economía o salud? Estamos ante el eterno dilema. Si de verdad se quiere buscar una solución, lo mejor sería cerrarnos dos meses". Así de tajante se mostraba este hombre de 79 años en la Plaza Euskadi, poco después de dejar a su nieta en la Escuela de Música. "Planes de salida pocos, no queda más remedio que tener paciencia", decía con resignación José Bautista, de 55 años.