Los cuatro acusados de secuestrar a un hombre en Errenteria, maltratarlo y trasladarlo hasta un piso franco de Alicante para reclamar un rescate de 500.000 euros a su hermano, en diciembre de 2017, han sido condenados este martes a penas que suman seis años y medio de cárcel. Un quinto acusado, que actuó como cómplice al prestar su vivienda de Alicante como piso franco para ocultar al rehén ha sido condenado a un año y medio de prisión.

Inicialmente, la Fiscalía reclamaba 16 años para cada uno de los cuatro secuestradores y cinco para el cómplice, si bien durante el juicio celebrado esta martes en la Audiencia de Gipuzkoa todos ellos han reconocido los hechos, tras lo que el Ministerio Público ha accedido a aplicarles las atenuantes de reparación del daño causado y de dilaciones indebidas, lo que ha permitido una rebaja sustancial de sus penas.

Previamente, todos ellos habían consignado una cantidad de dinero en la cuenta de los juzgados para compensar los daños físicos y morales sufridos por la víctima durante su cautiverio.

Se da la circunstancia de que años atrás, en 2012, dos de los acusados habían participado en otro secuestro, también de la misma víctima, que pudo ser liberada en Toulouse (Francia) tras una operación policial en la que participaron la Gendarmería y la Ertzaintza.

El segundo secuestro, ocurrido en diciembre de 2017 y cuyo juicio ha tenido lugar este martes, fue frustrado por la Guardia Civil que, en colaboración con la Policía Vasca, liberó al perjudicado tras interceptar a los acusados en Catalunya, a bordo de dos automóviles distintos, cuando intentaban huir a Francia después de un periplo de tres días por distintas provincias en los que no consiguieron su objetivo de cobrar el rescate.

Según la versión de la Fiscalía, con la que los procesados se han mostrado hoy de acuerdo, los hechos se produjeron sobre las 20.00 horas del 9 de diciembre de 2017 cuando, tras haberse puesto en "común acuerdo" sobre su "propósito criminal", los cuatro acusados principales esperaron en la calle de Errenteria a que su víctima abandonara su domicilio para rodearla y comenzar a agredirle.

Los cuatro "se prevalieron de su mayor número" y de que el damnificado se encontraba solo para "propinarle patadas y puñetazos en la cara" con ánimo de "menoscabar su integridad física" y "amendrentarlo", hasta que lo tiraron al suelo.

A continuación, le apuntaron con un arma de fuego en la cabeza, con la que también le golpearon, le gritaron que le iban a matar y lo introdujeron "por la fuerza" en un vehículo con el que abandonaron "rápidamente" la localidad, para dirigirse a Alicante durante toda aquella noche y la madrugada siguiente, atravesando Navarra, Zaragoza, Tarragona, Castellón y Valencia.

La víctima, que se encontraba maniatada y fue golpeada también durante el trayecto, hizo el recorrido en un automóvil junto a tres de sus secuestradores, mientras que el cuarto les precedía en otro coche, en labores de "lanzadera", ante la posible presencia de controles policiales en la carretera.

Liberación in extremis

Durante el desplazamiento, uno de los delincuentes hizo una llamada al hermano del secuestrado y, "con ánimo de obtener un beneficio patrimonial irregular" así como de "amedrentarle", le exigió medio millón de euros como condición para liberar a su pariente, al tiempo que le advertía de que "si no pagaba o contaba la situación a la Policía" acabarían con la vida de su allegado.

El hermano pidió entonces un plazo de "dos o tres días" para conseguir el dinero, a lo que su interlocutor respondió que volvería a llamarle más tarde.

Una vez en Alicante, la víctima fue conducida al domicilio del quinto procesado "mientras se efectuaban las negociaciones para el pago del rescate exigido", en el transcurso de las cuales los inculpados "efectuaron múltiples llamadas telefónicas" al hermano, en las que, entre otras amenazas, le advirtieron de que su allegado se encontraba "muy lejos", le dijeron que ya sabía sobre quién iban a descargar su "ira" y le preguntaron si quería "encontrar su cabeza" delante de casa.

En otra de las llamadas, los inculpados llegaron a poner al teléfono a ambos hermanos para que la víctima explicara a su familiar que "estaba muy mal y enfermo", que el día siguiente "era el último para conseguir el dinero" y le pedía que "atendiese a las solicitudes de sus captores".

Transcurrido un tiempo, "ante la perspectiva de no poder cobrar la cantidad exigida", durante la tarde del 11 de diciembre los inculpados abandonaron el piso de Alicante, dos de ellos introdujeron al secuestrado en un coche con intención de llevarlo a Francia, mientras otros dos abrían camino en otro automóvil "lanzadera".

No obstante, en un momento del trayecto, un dispositivo de la Guardia Civil interceptó en una estación de servicio de la provincia de Tarragona el coche en el que era traslada la víctima, que quedó en libertad, mientras los dos captores que lo retenían fueron detenidos.

Poco después, un segundo equipo del Instituto Armado localizó al segundo automóvil con los otros dos presuntos secuestradores en el puesto fronterizo de La Junquera (Girona).