- “Es un error monumental dificultar y torpedear las medidas impuestas por las comunidades autónomas para frenar los contagios. Cualquier decisión que se tome en ese sentido irá en mala dirección”, explica el epidemiólogo Alberto Infante, profesor emérito de la Escuela de Sanidad del Instituto de Salud, Carlos III, de Madrid, en referencia a la sentencia del TSJPV, que echa para atrás el cierre de la hostelería en Euskadi decretado por el Gobierno Vasco. Experto en epidemiología, Infante considera “pintorescas” las declaraciones del magistrado Luis Ángel Garrido en las que sustenta su decisión de propiciar la apertura de la hostelería, “porque sí hay suficientes evidencias científicas para afirmar con rotundidad que en el interior de los bares, de restaurante, así como en las terrazas, hay un riesgo diferencial de contagio superior con respecto a otros establecimientos. Se multiplica por dos”.

En esta línea sostiene que, aunque la sentencia afirme que en la hostelería no se corre más riesgo que en otros comercios si se mantienen las medidas adecuadas, “la realidad demuestra que no es así. Los estudios ya publicados dejan claro que en bares y terrazas es donde la gente respeta menos la distancia interpersonal y hace mal uso de la mascarilla. La probabilidad de que se cumplan bien las medidas sanitarias frente al covid son bajísimas”. Una opinión compartida por el epidemiólogo Daniel López-Acuña, exasesor de la OMS, quien se muestra muy crítico con el juez Garrido, “porque denota principalmente una gran ignorancia, prepotencia y arrogancia” con el trabajo que realizan los epidemiólogos.

A juicio de López-Acuña, autos como los de Garrido “minan la fiabilidad de las evidencias científicas. Está tomando decisiones ideologizadas que no se basan en lo que nos dice la ciencia, que es la que nos sacará de esta situación. Dan pábulo a falsas creencias. No se puede hablar, y más una persona que ocupa un alto cargo en la judicatura, con la ligereza con la que lo ha hecho”, dice molesto el exasesor de la OMS, quien muestra su preocupación porque la apertura de la hostelería en el País Vasco y en otras zonas del Estado, “nos hará bajar la guardia y relajar las medidas de protección”.