e puede aprender a vivir con dolor? ¿Qué espacio ocupa la esperanza en el dolor más hondo?

Asun, no he podido proyectar la razón de tu dolor. No puedo cuantificarlo. Ni siquiera valorarlo. Se enmarca dentro de una experiencia tan individual que me parecería incluso egoísta hablar por ti. No puedo, ni quiero, hablar de tu dolor. Pero lo he intentado con tu esperanza. Celebramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres. Es necesario subrayar la trascendencia de este día, porque hablamos de un problema de salud pública. Un problema de libertades fundamentales. Un problema de derechos humanos. Un problema de justicia y de ética social. Un problema de educación y cultura. Un problema de toda la sociedad por igual.

Con la única intención de honrar el recuerdo de una víctima, personalizaré un problema mundial, en el que todavía nos queda mucho camino por recorrer. Nagore Laffage fue brutalmente asesinada el 7 de julio de 2008 en un asesinato machista. A pesar de la brutalidad del crimen, no tuviste ni una sola mala palabra hacia la persona que le quitó la vida a tu hija. Y eso te ennoblece.

Dedicas tu tiempo a concienciar a las y los más jóvenes de la importancia que supone educar en igualdad. Y, con mi más profundo respeto, les brindas la esperanza de crecer en un mundo más justo. Te hemos escuchado que el dolor y la esperanza no son términos opuestos. Contaste algo tan desproporcionado como la pregunta que tuviste que contestar en los tribunales, sobre si tu hija era ligona. Acto seguido nos convenciste del avance de la sociedad, alegando que esta situación sería impensable hoy. Te escuchamos afirmar la importancia que tiene salir a las calles para reivindicar lo que es nuestro. La envergadura de la movilización. La magnitud de las protestas. No crees que la sociedad te deba nada. Te sientes agradecida y apoyada por ella. Y todas/os nosotras/os, sin embargo, siempre estaremos en deuda contigo. Me dijiste, casi a nivel personal, que teníamos que aprender a valorarnos, querernos y respetarnos. Que nos diésemos la importancia que merecíamos. A veces, me discutiste, es preferible elegirse a una misma. Gracias de corazón, Asun. Siempre serás madre. Y coraje. Nagore hubiese sido una maravillosa enfermera. Tenemos tantos motivos para celebrar un día como hoy que no encuentro una única explicación. Ni una menos.

Representante de la Comisión de Igualdad de SATSE Euskadi