- Si en la primera ola de la pandemia, en primavera, la incidencia del COVID-19 fue en Gipuzkoa menor que en Bizkaia y Araba, o en muchos otros lugares del Estado, esta segunda ola ha golpeado de lleno a nuestro territorio, donde el coronavirus se ha descontrolado, sobre todo en los últimos diez días. Los casos se han multiplicado y la tasa de incidencia se ha situado ya en 620,33 casos por 100.000 habitantes -último dato conocido referente al jueves 22-, muy por encima de los 500 que se consideran ya zona roja en la transmisión del virus.

Lo cierto es que las cifras de contagios son elevadas en todo Euskadi desde principios de agosto, pero fue a partir del miércoles 14 de octubre cuando los datos pegaron un subidón considerable, pasándose de una situación de alerta a una ya de preocupación que crece al mismo ritmo que los contagios y el número de hospitalizados. Desde 14 de octubre el Departamento de Salud del Gobierno Vasco anunció 679 nuevos positivos en Euskadi, 303 de ellos en Gipuzkoa, y desde entonces no se han bajado de los 600 diarios en la CAV ni de los 300 en Gipuzkoa -salvo el día 18, cuando se detectaron 275-.

Y lo peor es que los contagios siguen creciendo, hasta el punto de que el miércoles y el jueves se superaron los 1.000 casos en la CAV y los 500 en Gipuzkoa, cifras récord desde el inicio de la pandemia, allá por el mes de marzo. Además, desde el 14 de octubre la tasa de positividad ha estado entre el 6,2% y el 8,7%, cuando la Organización Mundial de la Salud avisa de que estar por encima del 5% de positividad supone que hay transmisión comunitaria, una barrera de la que Euskadi ha logrado estar por debajo durante algunos días de principios de octubre.

Todos los baremos para medir la evolución de la pandemia son negativos en estos últimos diez días. La tasa de incidencia por cada 100.000 habitantes ha subido en Euskadi desde los 286,79 casos del día 14 hasta los 452,51 de este pasado jueves. En Gipuzkoa el ascenso ha sido aún más rápido, ya que ha pasado de una tasa de incidencia de 354,71 a una de 626,33 en apenas diez días. De hecho, son ya 22 las localidades del territorio que el jueves -última jornada en la que se detallaron los datos municipio a municipio- estaban por encima de esa tasa de 500 casos por 100.000 habitantes, incluida Donostia.

Todo este aumento de los casos y de la tasa de incidencia se ha traducido, por último, en la presión hospitalaria. Si hace diez días el número de pacientes con COVID-19 en los hospitales era de 324 -los días siguientes se mantuvo o incluso bajó ligeramente-, ahora esa cifra ha pasado a ser de 408. De ellos, 339 están en planta, mientras que son ya 69 las personas que requieren de cuidados intensivos, la cifra más alta de esta segunda ola de la pandemia. Sin ser aún, ni mucho menos, comparable a lo que sucedió en primavera, la presión hospitalaria sigue aumentando. A este respecto, Ignacio Garitano, portavoz del Departamento de Salud, indicó a principios de semana que la ocupación de la UCI por parte de pacientes COVID era del 22% del total de 246 camas previstas "en el escenario 1" en Euskadi, porcentaje que ahora estaría ya en el 27%.

Según se detalla en el plan Bizi Berri II elaborado por el Gobierno Vasco, que hace referencia a la respuesta comunitaria en los diferentes escenarios de la pandemia, una tasa de más de 500 casos por 100.000 habitantes y una razón de tasas que indique una tendencia al alza son datos que hablan de un escenario de "transmisión muy alta", aunque para cumplir del todo con este escenario la ocupación de camas UCI debería ser del 50%. En este caso, se habla de que habría un riesgo de "desbordamiento de los servicios sanitarios" y de que se podrían aplicar "confinamientos puntuales o generales".

Estas cifras de contagios subiendo de forma tan rápida y descontrolada en Gipuzkoa -aunque también en el global de Euskadi- han cogido con el pie cambiado a los políticos, o al menos eso se desprende de sus declaraciones de esta última semana y media. Un día después del citado 14 de octubre, cuando los 303 casos en Gipuzkoa fueron el máximo de la segunda pandemia -desde entonces esta cifra se ha superado todos los días excepto uno- y siete municipios vascos ya estaban por encima de la tasa de 500, Ignacio Garitano, portavoz de Osakidetza, dijo que no se podía "aventurar a decir" si el Gobierno Vasco iba a "implementar alguna medida o no", además de pedir que la población limitara "al máximo" la vida social.

Al día siguiente, sin embargo, se reunió el Comité Asesor del LABI, con el lehendakari Iñigo Urkullu a la cabeza, y fue en esa reunión cuando se decidió que se iban a imponer nuevas restricciones, entre ellas limitar los aforos al 50%, bajar las agrupaciones máximas de personas de diez a seis personas y adelantar el cierre de la hostelería a las 00.00 horas en lugar de la 1.00. Estas medidas debían ser ratificadas por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV). A la espera del sí del Tribunal, los días han ido pasando y la situación agravándose. El lunes eran ya 18 las localidades vascas que estaban por encima de la tasa de 500 casos por 100.000 habitantes, 14 de ellas en Gipuzkoa, y Garitano dijo que los confinamientos perimetrales -medida tomada ya por Navarra- no estaban, en ese momento, "en la cabeza" del Gobierno Vasco, ya que su utilidad no estaba demostrada.

Este pasado martes Gipuzkoa ya superó la tasa de 500 casos por 100.000 habitantes, y Bingen Zupiria, portavoz del Gobierno Vasco, dejó abierta la puerta de los confinamientos perimetrales, al decir que no se descartaba "ninguna posibilidad" ante la escalada de casos y localidades con transmisión "muy alta" del virus. Indicó también que había que intentar "evitar" el confinamiento total, como el vivido en primavera, porque sus consecuencias fueron "negativas para la economía, el sistema educativo y el disfrute de los derechos fundamentales de los ciudadanos".

El miércoles el Gobierno Vasco avisó ya, mediante Ignacio Garitano, de que no habría "ningún problema" para decidir el confinamiento perimetral de los municipios con una incidencia superior a 500, que eran ya 18 en Gipuzkoa. Esta declaración, unida al hecho de que el jueves volvía a reunirse el LABI, hacía pensar en que estos cierres perimetrales se harían finalmente efectivos. Pero el jueves el TSJPV no avaló la decisión de limitar las reuniones a seis personas, lo que a su vez dejó al Gobierno Vasco sin marco legal para declarar los confinamientos perimetrales. Así que el jueves por la noche esta medida se quedó en una recomendación.

Este panorama, que no se esperaban en Lakua, provocó que Iñigo Urkullu, con los contagios ya totalmente disparados, pidiera públicamente a Pedro Sánchez que decrete el estado de alarma en todo el Estado. Algo que permitiría al lehendakari pasar de las recomendaciones a las prohibiciones y poder así limitar las reuniones a un máximo de seis personas y confinar de forma perimetral las localidades con mayor incidencia del COVID-19. Medidas que dan la impresión de que llegarán -cuando lleguen- tarde, porque la pandemia sigue su curso, la segunda ola está en su momento álgido y costará bajar los contagios.

4.060

Es el total de casos positivos de COVID-19 que se han detectado en Gipuzkoa desde el día 14.