- Miren Perez de Obanos hace pocas semanas que comenzó a estudiar Enfermería, una decisión que asegura resultó un tanto “espontánea”, aunque siempre haya tenido claro que lo que quería era trabajar en contacto directo con las personas.

“No tenía muy claro qué quería hacer con mi vida, pero según se acercaba la selectividad he ido descartando y dudaba entre Enfermería y Psicología”, explica esta entusiasta joven donostiarra.

Afirma que al menos “de forma consciente” la lucha de las profesionales frente al COVID-19 no ha influido en su decisión, aunque no descarta que en “el subconsciente” no haya dejado poso.

Empezó el grado con las puertas abiertas al cambio, pensando que si la enfermería no le gustaba o le resultaba cuesta arriba, podría cambiar. De momento, está contenta. “He empezado con muchas ganas, muy bien”, asegura.

Y es que, hasta la fecha, no se ha desencantado con lo que ha conocido. “Nos meten mucha caña pero me están gustando las asignaturas”, subraya.

Meses de observar el estrés y el esfuerzo de las profesionales de la sanidad no han erosionado la ilusión de Miren Perez de Obanos, que afirma no sentir miedo para asumir tal responsabilidad.

“Lo que creo es que son trabajos totalmente necesarios y en los que hacen falta más profesionales. Me veo capacitada para hacerlo”, asegura.

Perez de Obanos no dudaría en acudir, en el caso de hallarse en cursos superiores, a la llamada de los centros hospitalarios para echar una mano en una crisis sanitaria como la actual.

“Me parece muy bien que los estudiantes se ofrezcan para ayudar. Durante toda la pandemia hemos estado oyendo que hacen falta enfermeras y si tienes cierta formación, y llevas ya años estudiando, puedes ayudar”, afirma.

“Así, además tienes contacto directo con la realidad, porque en las aulas solo eres consciente de una pequeña parte de esa realidad. La verdad es que me parece una opción muy interesante”, abunda.

La enfermería le garantizaba poder desarrollar esa faceta de ayuda, de relación con las personas y no le asusta esa otra faceta, el contacto con la enfermedad, con las personas que sufren.

“Yo creo que hay que intentar que las personas estén lo más a gusto posible pese a las circunstancias adversas y ayudarles en lo que se pueda. Tengo ganas de hacerlo, creo que este trabajo me dará esa oportunidad”, asegura.

“Habrá que ver si al final valgo, pero creo que es una profesión que encaja con mi perfil”, afirma esta estudiante de Enfermería.

Al estar solo en primer año no tiene opciones de realizar prácticas y el contacto con el COVID-19 se limita casi a la incidencia que tiene en el día a día de la facultad.

“Sí que tomamos medidas, como las mascarillas. Ahora el contacto con tus compañeras de clase es más difícil. Es más complicado conocer a la gente con la distancia y las mascarillas, cuando el hecho de conocer gente nueva es algo que relacionas con la Universidad”, lamenta. “Me pasa que me cruzo con gente de clase y no la conozco”, añade.

Pero no se queja, cree que son medidas que hay que tomar para garantizar la seguridad. “De todas formas nos vamos arreglando, no pasa nada”, concluye.

“Me parece muy bien que las alumnas de cursos superiores se ofrezcan para ayudar en esta crisis”

“Hacer prácticas es la forma de tener contacto directo con la realidad, más que las aulas”

Estudiante de primero de Enfermería