- Cuando llegó a Eusko Ikaskuntza hace doce años, Ana Urkiza no era Ana Urkiza, sino la representante de su empresa en esta institución centenaria. La voz de la entidad bancaria Bankoa en la Sociedad de Estudios Vascos. En 2018, sin embargo, Ana ya era Ana. El gancho fue el euskera. Había participado en los grupos de trabajo de cara al congreso del centenario de Eusko Ikaskuntza y cuando llegó la efeméride sonó su teléfono. Tendría el "honor" de leer, de viva voz, las conclusiones del congreso de los 100 años. Para entonces, ya estaba entregada a la causa. En apenas dos años, se ha convertido en la presidenta y no se pone fecha límite.

¿Se puede decir que es peligroso acercarse a Eusko Ikaskuntza? Parece que engancha.

-Yo creo que el que prueba Eusko Ikaskuntza se queda y lo hace a gusto. Es espectacular el poder de convocatoria que tiene, cómo atrae a personas de toda índole y la respuesta de la gente cuando la llaman. Aquí sientes que estás en un foro en el que tienes a oportunidad de aportar lo que tienes, con total libertad, da igual tu ideología, tu concepción del mundo, la experiencia que tengas o tu perfil profesional. Esa pluralidad hace que este sea el sitio en el que hacer tus aportaciones. Y eso es lo que busca esta organización también. Pluralidad y diversidad.

¿Le ha chocado verse en titulares como la primera mujer que preside Eusko Ikaskuntza?

-Eso no debería figurar en los titulares. Soy el/la octava presidente de Eusko Ikaskuntza, que es una entidad dinámica y moderna; y esto no es más que el reflejo de nuestra sociedad actual. Y por otra parte, nunca he sentido que por ser mujer haga las cosas de forma diferente, ni que se esperen cosas distintas de mí.

¡Menudo momento ha elegido para entrar!, en plena crisis de COVID-19 y con unas consecuencias aún impredecibles. Le oí decir a su antecesor, Iñaki Dorronsoro, que en 100 años de historia, Eusko Ikaskuntza siempre ha sabido amoldarse a las nuevas situaciones y por eso "aún estamos aquí", decía. ¿Qué opina?

-Es cierto que estamos en periodo de crisis y que lo que era una crisis sanitaria, ha provocado otra crisis y ha acarreado otras necesidades. Toda crisis trae dos cosas. Por un lado, aflora nuevas necesidades, o las magnifica, y por otro, ofrece oportunidades para hacer las cosas de otra manera, para cambiar y reflexionar. Y precisamente, el éxito está en saber adaptarse a esa situación, a esas nuevas necesidades económicas, sociales y culturales que provoca la crisis. Creo, sinceramente, que estamos más preparados que nunca para hacer frente a esa situación.

¿Por qué dice que están ahora más preparados que nunca?

-Porque tenemos un grupo de trabajo muy potente, un programa ambicioso, pero riguroso, y los suficientes elementos para dar respuesta a las preguntas que surgen. Me refiero a la capacidad de desarrollar toda esa pluralidad y diversidad que tenemos, de impulsar la participación, de trabajar en equipo, con una amplia red de contactos y de establecer alianzas. También cumplimos la función de observatorio. Es decir, no solo ver qué tenemos en nuestro país, sino también ver lo que hay en Europa. Esos contrastes son necesarios. Y utilizamos las metodologías más avanzadas e innovadoras en nuestras investigaciones. Las propuestas que realizamos para afrontar los nuevos retos y necesidades tienen que ser validadas, consensuadas, y ahí tenemos que participar todos, desde la propia sociedad, hasta las instituciones públicas, contando con todo tipo de agentes y profesionales.

¿Y cómo se socializa esto?

-Una cosa fundamental es el empoderamiento de la sociedad. Ya hemos empezado con esto, pero tenemos que hacer más. Es uno de nuestros retos. Junto con Euskaltzaindia, somos la única entidad presente en todos los territorios de Euskal Herria, y tenemos capacidad para aplicar nuestras propuestas en todos ellos. Por eso somos un elemento estratégico para el desarrollo de nuestro futuro. ¿Crisis? Sí; por eso nuestra labor tiene más importancia que nunca.

Son muchas las áreas que abarca Eusko Ikaskuntza, ¿pero es posible abordar todo en estos tiempos tan convulsos por la crisi del COVID?

-Por suerte, este pueblo ha conseguido construir y afianzar las instituciones que no ha podido tener durante gran parte de su historia. Hoy en día tenemos instituciones sólidas y que trabajan de forma eficiente, además de contar con la confianza de los ciudadanos, y además las propias instituciones tienen muy en cuenta a sus ciudadanos. Pero ha llegado el momento de que esas instituciones no tengan que trabajar solas en la construcción de país, y en esa socialización hay dos tareas: dar confianza y cooperar; de ese modo, se puede empoderar a la sociedad.

¿Qué le diría a quien crea que puede aportar algo, pero sienta que no tiene talla suficiente para involucrarse en Eusko Ikaskuntza?

-Me alegro de que me hagas esa pregunta, porque es cierto que las propuestas y los resultados de Eusko Ikaskuntza son de un nivel alto, si nos referimos al nivel investigador; y tiene que ser así, pero cuando se fundó Eusko Ikaskuntza, hace ya 102 años, en el acta del primer congreso se recogió que se fundaba para las personas que amaban la cultura y los estudios vascos. el objetivo era construir una sociedad vasca. Era un llamamiento abierto. Hoy en día sigue igual. Eusko Ikaskuntza es una entidad completamente abierta, y es más rica cuantas más visiones, experiencias, perfiles profesionales, académicos y no académicos tenga. Yo diría que todo el mundo que tiene aportaciones que realizar tiene sitio aquí y además es bienvenido. Luego, en el momento de desarrollar la investigación, estarán los que más saben de cada tema, pero todo resultado hay que consensuarlo con todos para que sean viables. Y para medir la viabilidad de las propuestas finales, hace falta todo tipo de personas.

Se le ve con mucha fuerza.

-Me siento con fuerza porque este proyecto me hace ilusión y creo en él. Pero sobre todo porque detrás hay un grupo de trabajo muy bueno. Y las aportaciones realizadas han sido completamente abiertas dentro de ese grupo de personas; y cuando obtienes un resultado de ahí, y cuando es consensuado, eso te da una fuerza tremenda.

¿Les queda mucho por hacer?

Dice Iñaki Dorronsoro, que solo con las ciento y pico iniciativas recogidas en el libro blanco, ya hay trabajo para 25 años, y teniendo en cuenta la actual coyuntura, hemos elaborado una agenda propia de trabajo para los próximos cuatro años. Y hemos marcado cuatro temas principales: uno es la identidad vasca y su desarrollo y para trabajar eso hay varias líneas de trabajo: los medios de comunicación, la cultura, el euskera, la educación...

Cuando menciona la educación, me surgen otras cuestiones... Pensábamos que teníamos un modelo sólido, viene el coronavirus, y tiemblan los cimientos del sistema educativo. ¿Hay que cambiar de modelo?

-Yo creo que está claro que es necesario mejorarlo. Hay un sentir y esa urgencia se ha verbalizado. La educación en toda su magnitud, desde las etapas iniciales hasta la Universidad. A nuestros foros de debate tenemos que traer el ámbito de la educación. Y ahí tienen que participar muchos actores, no solo el Gobierno y los que forman parte del sistema educativo, sino también los receptores y su entorno. Ya hemos empezado a trabajar en esto. Es más, yo diría que nuestro sistema está más orientado al conocimiento que a las competencias, y estas últimas hoy en día son más importantes.

¿Nos falta compromiso a los vascos o es que falta chispa para arrancar?

-Yo no diría que nos falte chispa. Creo que hemos sido un pueblo muy comprometido y lo hemos demostrado a lo largo de nuestra larga historia, pero en la medida que hemos alcanzando un grado de bienestar, nos hemos relajado o les hemos dejado hacer a las instituciones, hemos delegado parte de una responsabilidad que es también nuestra. Eso hay que recuperarlo. Luego, hemos demostrado que sabemos trabajar en auzolan, pero diría que de una forma vertical, en un ámbito concreto, en un grupo de trabajo definido; lo que nos falta es transversalidad.

¿Podemos contar con los jóvenes para afrontar todos estos retos?

Hay que contar con ellos.

¿Y qué hay que poner en el anzuelo para atraerlos?

-Hay que decirles que valen, que tienen una oportunidad, y mostrarles nuestra confianza. Los jóvenes de hoy serán los líderes de mañana, los que liderarán la sociedad. Y no los podemos apartar. Hay que empoderarles, decirles que van a tener nuestro apoyo, pero que lo van a tener que hacer ellos. No hay que decirles cómo, eso es un error. Lo que hay hacer es dejarles las vías abiertas para que hagan su camino. Y en Eusko Ikaskuntza estamos trabajando eso. En el empoderamiento y la participación de los jóvenes. En este momento hay un par de proyectos liderados por ellos.

Presidenta. Ana Urkiza, licenciada en Ciencias Sociales y de la Información por la UPV/EHU, fue elegida presidenta en la Asamblea General de Eusko Ikaskuntza de ayer en el Palacio Miramar de Donostia.

Consejo Rector. En el transcurso de la asamblea se eligieron a los cinco integrantes del Consejo Rector: Eguzki Urteaga, por Ipar Euskal Herria; Isabel Elizalde Arretxe (Navarra); Zelai Nikolas Ezkurdia (Bizkaia); Manu Olariaga Santa Cruz (Gipuzkoa) y Asier Etxenike Ugarte (Álava).

"El que prueba Eusko Ikaskuntza se queda. Da igual quién seas; cualquiera que tenga aportaciones que realizar es bienvenido aquí"

"A medida que aumentaba nuestro bienestar, hemos delegado parte de nuestra responsabilidad en las instituciones públicas"

"Los jóvenes de hoy serán los líderes de la sociedad de mañana; hay que darles confianza, empoderarles y dejar que hagan su camino"

"Me siento con fuerza, porque hay un proyecto y creo en él; Eusko Ikaskuntza está mejor preparada que nunca para dar respuestas a esta crisis"