- Hasta 23 metros de profundidad, como si tuvieran que haber excavado un hueco donde incrustar un edificio de ocho plantas. A esa profundidad los equipos de rescate que trabajan desde hace más de seis meses en la vertedero colapsado de Zaldibar encontraron en la tarde de ayer un hueso humano largo envuelto en un trozo de tela. Por el punto donde se fue detectado todo hace suponer que pertenece a Joaquín Beltrán o Alberto Sololuze, aunque su identificación tardará en concretarse varios días hasta que no se efectúen las pruebas de ADN, según aseguró ayer el viceconsejero de Seguridad del Gobierno Vasco, Josu Zubiaga.

Unas cinco horas después de que se encontrara el resto óseo, Zubiaga comparecía junto al director de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco, Aitor Zulueta, para informar de los detalles del hallazgo y de los pasos a dar en los próximos días.

Sobre las cuatro de la tarde todas las alarmas saltaban al tenerse conocimiento de que el operativo de búsqueda de los dos empleados que resultaron atrapados en el desprendimiento del vertedero que gestionaba Verter Recycling paraba las máquinas excavadoras. Trabajaban en la zona de la báscula y habían encontrado un hueso largo que, según algunas fuentes consultadas, podía tratarse de la tibia de una pierna envuelta en una tela. Se encontraba debajo de una gran plancha metálica de unos 15 metros de largo perteneciente al dispositivo en que se pesaban los camiones que acudían al vertedero de residuos.

El desplazamiento de una unidad de la Policía Científica de la Ertzain-tza confirmaba que el hallazgo podía ser importante. Una vez en el lugar y tras los análisis preliminares, los especialistas, a los que se unieron también médicos forenses, confirmaban que, efectivamente, el resto era humano. Tanto el hueso como el tejido que le envolvía, que podría ser parte de una pernera de un pantalón, fueron introducidos en una caja de muestras especial y trasladados a los laboratorios de la Ertzain-tza para proseguir con su análisis.

Con respecto a las familias de los dos trabajadores que durante todo este largo periodo han esperado este momento, el viceconsejero les pidió “un poco de paciencia”. Sus primeras palabras fueron un recuerdo para ellos que llevan “más de seis meses sufriendo la desaparición de sus seres queridos”.

Por su parte, el director de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco, Aitor Zulueta, recordó que hace varias semanas ya comunicaron que los equipos de búsqueda se encontraban en la zona en que era más probable encontrar los restos de los trabajadores, “y así ha sido”. El área es la denominada B1 en la división realizada para efectuar los trabajos, y en esta rejilla de terreno es donde también se encontró el vehículo de Alberto Sololuze hace cuatro meses. En declaraciones a este periódico el pasado día 6, cuando se cumplía medio año del desastre medioambiental, el propio Zulueta aseguró que “por las trayectorias, estamos trabajando en zonas que son bastante calientes... zonas en las que estamos con la esperanza de recibir una llamada o ver algo”. Diez días después ha ocurrido.

Y ahora, ¿qué? Pues seguir trabajando en dos frentes. El primero en la propia zona 0 determinada ayer, la “zona más probable de poder encontrar más restos”, indicó Zubillaga. Desde esta mañana a las nueve los equipos de búsqueda con la ayuda de la Policía Científica prosiguen su labor pero “de una forma más quirúrgica, con más cuidado, en un trabajo de arqueología”, especificó el viceconsejero. Las grandes máquinas empleadas hasta ahora para hallar los cuerpos de los dos desaparecidos tendrán que esperar.

El segundo frente de trabajo será de bata blanca. Según el viceconsejero, hay ADN de origen y esperaba que muestras suficientes para poder cotejar si los restos óseos encontrados pertenecen a uno de los desaparecidos, en un proceso de identificación que “no suele ser rápido y se suele tardar varios días”.

Aitor Zulueta también puso en valor que el hallazgo efectuado ayer por la tarde es el resultado de una planificación a seis meses vista que se puso en marcha poco después de que la ladera donde se asentaba el vertedero se viniera abajo el 6 de febrero pasado. Un dato que da la talla del trabajo realizado, “que se ha efectuado en condiciones muy duras”, dijo el viceconsejero. Y es que hasta ayer se han movido 250.000 metros cúbicos de material, clasificado casi en su totalidad como residuo peligroso. Con este volumen se podría llenar algo más de la mitad del estadio de Anoeta.

“Se ha trabajado en unas condiciones muy duras pero ese trabajo ha dado un resultado visible”

Viceconsejero vasco de Seguridad