- La asociación Donantes de Sangre de Gipuzkoa ha lanzado una campaña bajo el lema Esperando los abrazos, necesitamos brazos, con el objetivo de llegar a 1.250.000 donaciones en octubre. Hoy en día, la asociación cuenta aproximadamente con 1.235.000 donaciones y para llegar al objetivo apelan a la “solidaridad” de la ciudadanía.

“La situación que hemos pasado con el COVID-19 nos ha enseñado que la fortaleza del sistema sanitario y social del territorio, y la estrecha colaboración y el trabajo en red de ambos sistemas han hecho que la crisis del coronavirus se haya abordado de una manera integral y coordinada”, subrayó ayer la diputada foral de Políticas Sociales, Maite Peña, en la presentación de la campaña que hizo junto al presidente de la asociación, Sabin Urcelay, en la Diputación Foral.

En ese sentido, la diputada señaló que Euskadi ha sido la comunidad autónoma con mayor inversión en sanidad por habitante del Estado, con 1.817 euros por habitante en 2020 y con un gasto social de 555 euros por habitante en Gipuzkoa.

Por su parte, Urcelay hizo un breve repaso de la historia de la transfusión de los últimos 100 años para concienciar sobre la importancia de donar sangre. “En 1924 en doctor Oreja hizo la primera disertación en Gipuzkoa sobre la nueva técnica de transfusión. Era una cosa desconocida hasta entonces, ya que las transfusiones se hacían cosiendo la arteria de un donante con la vena del receptor”, explicó Urcelay.

Según explicó, en 1924 descubrieron que la sangre mezclada con un poco de citrato sódico se mantenía líquida durante un tiempo: “Se podía donar, meter en un frasco y transfundir después. Eso fue un cambio muy importante y era la maravilla desconocida”.

Hace 100 años ya había donantes en Gipuzkoa, que donaban “más o menos de manera voluntaria y altruista”. Eso se fue desarrollando y en la Guerra Civil, en 1936, se aplicó mucho la técnica de la transfusión. “Se hicieron cerca de 35.000 transfusiones y eso llevo la técnica a la calle. Todo el mundo vio lo que era ser donante y lo que suponía recibir sangre”, indicó.

La asociación Donantes de Sangre de Gipuzkoa se fundó en 1965 y lograron 400 bolsas de sangre en aquel año. Finalmente, en el año 2003, por mediación de la Diputación, se creó la fundación Centro Vasco de Transfusión y Tejidos Humanos en Gipuzkoa, que acoge a 55 trabajadores y da soporte a todos los voluntarios que ayudan a la hora de generar las donaciones.

En estos 55 años, han pasado de las 400 bolsas en los primeros años a 30.000 bolsas al año. “Estamos a punto de llegar a 1.250.000 donaciones, prácticamente el doble de habitantes que tenemos, y creo que es una cifra muy redonda para nosotros”, aclaró Urcelay.

De momento, la respuesta de la gente está siendo “muy buena” en cuanto a donar sangre, pero de alguna manera, esa “maravilla desconocida”, a pasado a ser una “maravilla invisible”. “Cuando vamos a un hospital nadie da por sentado que no va a haber sangre. Si alguien va a operarse no se preocupa por si no va a haber sangre y todos piensan que va a estar esperándoles”, dijo.

Pero para que haya sangre en los hospitales es fundamental que la gente la done. “Entre todos tenemos que conseguir que la gente sea consciente de eso”, destacó. Ahora que poco a poco intentamos volver a la normalidad, las donaciones no van a ser como eran antes. “Vamos a tener que dar citas previas, camillas con más espacios de uno a otro, no se pueden formar colas y charlar con el resto de los donantes... ahora va a existir esa frialdad”, dijo Urcelay. Aunque los donantes tendrán que entrar a los locales con mascarilla, a la hora de donar no tendrán que llevarlos puestos, “para controlar si se están mareando o no”.

La asociación hace un llamamiento a toda la ciudadanía y a las instituciones para que colaboren en la medida de lo posible.