l verano es tiempo de disfrute, pero también de precaución. Tenemos el coronavirus en mente pero no hay que olvidar que otro mal también acecha, como cada verano, si no tomamos precauciones: el cáncer de piel. Por eso ayer la consejera de Salud del Gobierno Vasco, Nekane Murga, se puso la bata de médico de familia y presentó el plan elaborado para minimizar los efectos del sol y el calor en Euskadi estos próximos meses. Para dar un aldabonazo serio a los incrédulos, Murga puso sobre la mesa la incidencia del sol sobre la piel no protegida y el crecimiento del número de melanomas o cánceres de piel en lo que llevamos de siglo XXI.

La consejera destacó que "los efectos nocivos del sol se acumulan de forma progresiva en la piel a lo largo de la vida" y por eso quizás hay más vascos con la piel enferma. La exposición a las radiaciones ultravioleta solares es el factor ambiental más importante en la aparición de la mayoría de los tipos de cáncer de piel.

Eso sin contar las pieles de cangrejo en las playas, con lo que de quemaduras supone, el envejecimiento cutáneo y las afecciones a los ojos.

Las estadísticas del Registro del Cáncer de Euskadi exponen que la incidencia de melanoma de piel ha aumentado tanto en hombres (2,5%) como en mujeres (1,8 % ) en el periodo 2001-2015. Esto implica que la tasa de incidencia de este tipo de tumor es de 13,3 casos por 100.000 habitantes en hombres y 15 en mujeres, esta vez con los datos del periodo que va de 2011 a 2015.

La consejera Murga recordó que en junio, julio y agosto, la radiación ultravioleta es mayor y es cuando más tiempo estamos en la calle recibiendo las dosis de rayos UVA. Dos razones básicas para cuidar la piel y prevenir los efectos nocivos tomando una serie de medidas y precauciones para protegerse, no solo de los efectos del sol, sino también de las altas temperaturas cuando lleguen.

Las básicas son lógicas. Beber agua de manera constante, evitar el sol en las horas centrales (de 12.00 a 16.00 horas) no realizar grandes esfuerzos físicos en el periodo de más calor, y cuidar a los mayores y los menores, los más desvalidos cuando el termómetro sube de los 35 grados.

Si no se puede estar a la sombra, las cremas protectoras son esenciales. Desde el departamento de Salud aconsejan usar una crema fotoprotectora adecuada a nuestro tipo de piel e intensidad solar prevista y nunca con un factor de protección menor 15-20. Y no hay que ser tacaño con la crema. Lo más sano es extenderla bien por todas las partes expuestas del cuerpo, con una antelación que oscile entre los 20 y 30 minutos, y repetir las aplicaciones cada cierto tiempo, dos o tres horas, y después de cada baño, tras sudoración o traspiración intensa y tras secarse con la toalla. Lo dicho, ser generosos.

Otra forma de protegerse es usando los complementos adecuados. Las gafas ya no hace falta recomerdarlas, casi todo el mundo se las pone, pero es recomendable utilizar sombreros o gorras y ropa protectora adecuada, siempre transpirable. Otra cosa que destaca el Departamento de Salud es que hay que tener cuidado con los medicamentos que tomamos ya que algunos pueden provocar reacciones si mientras los tomamos nos exponemos al sol.

Y si no hemos tenido cuidado o nos hemos despistado, en cuanto se padezcan síntomas relacionados con las altas temperaturas, como debilidad general, fatiga, mareos varios, náuseas o desmayo, lo mejor es acudir cuanto antes a un centro sanitario o al puesto de los socorristas si se encuentra en una playa. Y todo ello antes de que pase una hora.

Un tiempo que incluso será menor en el caso de que estemos hablando de niños pequeños o mayores cuya afección por un golpe de calor o una estancia prolongada a los rayos solares puede llegar a ser mortal.

Murga incidió en que los más txikis son los más sensibles, por lo que las medidas de precaución deben extremarse evitando la exposición solar excesiva en los primeros años de vida y las quemaduras en la infancia.

Tras señalar que nadie debe quedarse en un vehículo estacionado y cerrado, aunque esté a la sombra, Salud advierte de que las personas ancianas, sobre todo las que viven solas o son dependientes, pueden tener dificultades en adoptar medidas protectoras, por lo que es conveniente visitarlas, al menos, una vez al día.

Beber

Consumir líquidos es esencial. Hay que beber agua a lo largo de todo el día sin esperar a tener sed, lo que ayudará a recuperar las pérdidas por el sudor.

Comer

Aumentar las ensaladas, verduras y frutas es muy bueno para conseguir reponer las sales minerales que se pierden por el sudor.

Sombra

Hay que cerrar las ventanas y bajar las persianas sobre las que dé el sol; aprovechar los momentos de menos calor para ventilar la casa.