DONOSTIA. El colectivo de allegados de presos de ETA, Etxerat, ha puesto en marcha una nueva dinámica con la que pretende ayudar económicamente a los familiares de estos reclusos que tienen que desplazarse a las cárceles para visitar a sus parientes encarcelados.

Según informa Etxerat en una nota, esta iniciativa ha sido dada a conocer en una rueda de prensa celebrada este sábado en San Sebastián, en la que sus representantes Jon Ander Resa y Xochitl Karasatorre han presentado este proyecto que se desarrollará bajo el lema: "Necesitamos dinero para gasolina".

Durante el acto, los comparecientes han explicado que los familiares de los 226 presos encarcelados en prisiones fuera del País Vasco y Navarra "viajan cada semana" a un total de 48 centros penitenciarios de Francia y España, lo que significa "realizar 11.752 viajes que suponen recorrer un total de 14.617.304 kilómetros anuales".

Han concretado que, "para poder hacer esos kilómetros se requieren 1.140.150 litros de gasolina que cuestan casi un millón y medio de euros", una cantidad que pretenden sufragar mediante "una dinámica pública de solidaridad", similar a la ya desarrollada por Etxerat hace dos años y medio, cuando esta plataforma "decidió asumir la asistencia jurídica y sanitaria" de los presos.

Han precisado que ahora, con esta nueva "dinámica solidaria", se pretende "paliar, en alguna medida, las consecuencias que acarrea" la crisis del COVID-19 en el entorno de los familiares de los presos.

Con este fin, Etxerat ha confeccionado una página en internet en la que ofrecerá información sobre "este compromiso solidario que se desarrollará, desde este inicio del verano, en todos los pueblos y barrios" del País Vasco y Navarra.

En otro momento de la comparecencia, los representantes de Etxerat han mantenido que el traslado de los presos a cárceles situadas en sus lugares de origen constituye "el único acercamiento admisible, urgente e inaplazable".

Han recordado, en este sentido, que a raíz de la pandemia "han transcurrido ya más de tres durísimos meses, cien días, sin visitas, soportando la ausencia y la incertidumbre de desconocer cómo estarán realmente" sus allegados encarcelados.