stamos rodeados de investigadores y expertos. Las revistas de impacto hacen caja: 1.590 dólares por publicar un artículo de seis hojas y admiten casi todo. Cuatro chinos y un Premio Nobel mexicano que trabaja en San Diego, químicos y físicos, publican un paper sobre el COVID-19 “demostrando” la importancia de las mascarillas como método de prevención. Claro que la firma de un Nobel prestigia a la revista, aunque publiquen una melonada. De continuar en esta vorágine, será más prestigioso publicar cualquier barbaridad en la hoja parroquial de Cañizares o en el boletín de la Universidad Católica de Murcia, que también tienen su impacto mediático.

La veterana revista científica Early Human Development publicó el 30 de mayo un estudio de la británica Universidad de Swansea, en Gales, afirmando que los varones con dedos anulares largos tienen un riesgo menor de morir por coronavirus y una probabilidad mayor de desarrollar síntomas leves tras contraer la enfermedad. El dedo anular es el cuarto dedo de la mano humana, situado entre el dedo medio, el bueno, y el meñique.

Según los autores del estudio, la longitud de los dedos anulares está relacionada con la cantidad de testosterona a la que están expuestos los hombres en el útero, de tal forma que, cuanto más largo es el dedo, mayor es la exposición hormonal. Los científicos dividieron la longitud en milímetros del dedo índice, por la longitud del dedo anular de la mano derecha, concluyendo el dedo anular más largo lo tienen en Malasia, Rusia y México, donde la tasa de mortalidad por la COVID-19 es menor. Entre los países donde los hombres tienen el dedo anular más corto figuran Reino Unido, España y Bulgaria, en los que se ha registrado una mayor tasa de mortalidad. Dicho lo cual, se fumaron un puro de lo contentos que se quedaron, con tan útil descubrimiento.

No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar, ni de comprar producto local de nuestros baserritarras. Doctor en Veterinaria