El brote de coronavirus ha desestabilizado el mundo y ha obligado a toda la sociedad a cambiar muchos de sus hábitos y patrones de conducta. Después de tres meses de aislamiento, son muchos los que por fin han podido visitar a sus familiares implementando las medidas de seguridad necesarias, especialmente con los más mayores. En la imagen, una interna en una residencia de Valencia abraza a su hijo a través de un plástico habilitado para evitar la propagación del COVID-19.