a Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha manifestado que no existen evidencias de que la comida de los animales, tanto mascotas como de renta, pueda ser una vía de trasmisión del virus, ni fuente de contaminación. Al igual que ocurre en la alimentación humana, no hay datos rigurosos que sugieran que una persona pueda infectarse por manipular la comida de su mascota o ganado.

Los envases de pienso deben ser tratados como cualquier otro tipo de envase. La COVID-19 no se transmite por ingestión, lo que no es óbice para que se adopten medidas precautorias. Los pintxos y todo eso. Ya saben.

Tampoco existen razones para afirmar que el ganado pueda infectarse con el SARS-CoV-2. Es más, algunos estudios sugieren que las aves y cerdos no son susceptibles a este coronavirus.

La producción ganadera europea tiene los más altos estándares de seguridad alimentaria, salud y bienestar animal, así como protección del medio ambiente, lo que reduce enormemente el riesgo de transmisión de patógenos. De hecho, los altos niveles de bioseguridad en las granjas limitan considerablemente la exposición de los animales de producción a cualquier agente zoonótico.

No obstante, lo comentábamos recientemente, se han observado signos clínicos en visones de granja que han dado positivo en el test del SARS-CoV-2 en Holanda, que son objeto de estudio por la Facultad de Veterinaria de Utrech.

También comentamos que un cierto número de especies animales, gatos, tigres, leones, hurones, visones y en mucha menor medida, perros, son susceptibles a infectarse con SARS-CoV2 por humanos, pero no existen razones objetivas para realizar pruebas a mascotas u otras especies domésticas y, salvo para los estudios científicos necesarios y bajo condiciones controladas adecuadamente, como hicieron en Logroño, por ejemplo. No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar ni de comprar producto local, de nuestros baserritarras. Doctor en Veterinaria