- El 15% de la población vasca que, de partida, se encontraba en una mala situación económica antes de la crisis sanitaria, cruza los dedos ante el desenlace de los próximos meses, una vez que se extinga la cobertura de los ERTE, con más de 9.000 expedientes abiertos en Gipuzkoa que afectan a 63.000 trabajadores. "Nos preocupan mucho las situaciones familiares que puedan derivarse de ese desenlace", alertó ayer José Emilio Lafuente, secretario general de Cáritas en el territorio, que compareció en Donostia junto al equipo directivo de la entidad para dar cuenta de la memoria de 2019.

En realidad, los datos del informe que presentaron han quedado prácticamente desdibujados tras la irrupción de una pandemia que nadie esperaba y que en unos meses ha cambiado el mundo de tal manera que a las puertas de esta entidad vuelven a asomarse nuevos rostros de pobreza. Desde el inicio del confinamiento a mediados de marzo hasta el 15 de mayo, Cáritas había atendido de manera directa a 1.500 usuarios, con una prestación de servicios que, por extensión, ha permitido aliviar siquiera la grave situación económica de 3.500 personas.

Muchas de estas personas ni siquiera se habían recuperado del grave zarpazo que supuso la crisis económica, por lo que partían de una situación de vulnerabilidad que la actual coyuntura no ha hecho más que agravar.

Entre los rostros de esta nueva realidad, Cáritas observa con preocupación en Gipuzkoa la situación en la que han quedado muchas familias monoparentales integradas por mujeres con hijos a cargo. Se detectan entre ellas perfiles de escasa cualificación, sin ahorros, con poca o nula red de apoyo social y que ante el colapso del Servicio Público de Empleo Estatal, SEPE, han tenido que pedir ayuda sin dilación.

Bien por no cumplir el tiempo mínimo del padrón, o por no disponer de un contrato de alquiler, durante estos meses han quedado fuera del Sistema de Renta de Garantías, a lo que hay que añadir que han tenido que hacerse cargo de unos menores que han dejado de ir a la escuela debido a la pandemia. "Son familias en las que recae ahora todas las tareas del cuidado, sin posibilidades de conciliación en la desescalada, y con grandes dificultades de apoyo en los procesos educativos", alertó Lafuente.

Los primeros compases del desconcertante confinamiento se convirtieron en un aluvión de solicitudes de ayuda, también de mujeres que viven del trabajo en el servicio doméstico, frecuentemente con ingresos menguantes que de un día para otro desaparecieron. Tres meses después, la situación parece haberse calmado "levemente", aunque los responsables de la entidad insisten en la importancia de reforzar el sistema de protección.

Subsistencia, vivienda, suministros y empleo. Fue el destino principal de los 1.722.885 euros destinados el año pasado en la atención directa a 8.461 personas, que beneficiaron a un total de 16.531. En total, la inversión de Cáritas para la actividad social ascendió a 8.056.280 euros, de los que el 73% se corresponden con fondos propios y el 27% provienen de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

Mujeres solas con baja cualificación e hijos a cargo han llamado a las puertas de Cáritas ante el colapso que ha vivido el SEPE

Un total de 3.500 personas se han visto beneficiadas por la ayuda de Cáritas desde que se decretó el estado de alarma