El Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria-Gasteiz ha condenado a dos años y tres meses de prisión al arqueólogo Eliseo Gil por un delito continuado de estafa y un delito continuado de falsedad documental por el caso de los falsos hallazgos en el yacimiento de Iruña-Veleia (Álava).

La sentencia, que rebaja significativamente las penas solicitadas por la acusación debido a las "dilaciones" en el proceso, también condena a Ruben Cerdán, el supuesto físico nuclear que elaboró los informes que avalaban la presunta autenticidad de los hallazgos, a un año y tres meses de cárcel por un delito continuado de estafa, en concurso con un delito de falsedad documental.

La resolución judicial constata que entre los meses de julio de 2005 y junio de 2006, Eliseo Gil "bien por sí [mismo] o bien por medio de terceras personas, realizó incisiones para dotar de diversas inscripciones en 36 piezas arqueológicas tardo-romanas auténticas de cerámica" que habían sido desenterradas en el yacimiento.

La manipulación de las piezas desenterradas, según el juzgado, se efectuó "con la intención de dotar a los hallazgos del yacimiento de un pretendido valor histórico-cultural-religioso que no tenían", con lo que las piezas auténticas "quedaron deterioradas de forma irreversible". El valor de las 36 piezas arqueológicas dañadas ha sido calculado en un mínimo de dos euros por unidad, ascendiendo la cuantía total de los daños a 72 euros.

El Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria subraya en su sentencia que Gil, director de los trabajos en el yacimiento de Iruña-Veleia en el momento de los hechos, se concertó con Cerdán para conferir a las piezas arqueológicas encontradas -que contenían inscripciones supuestamente revolucionarias sobre el origen del euskera o el cristianismo- una autenticidad "que no tenían".

"ÁNIMO DE LUCRO ILÍCITO"

La sentencia subraya que Gil, "a sabiendas de la falsedad" de las inscripciones o grafitos que presentaban las piezas desenterradas, se concertó con Cerdán "para la realización de algún informe que pudiera corroborar la apariencia de autenticidad" de dichas inscripciones.

El juzgado considera probada la "falta de veracidad" de los tres informes, que fueron elaborados sin haber practicado los análisis de espectroscopia nuclear requeridos para poder determinar la autenticidad de los grafitos. Además, constata que pese a conocer la falsedad de estos informes, Gil y Cerdán, "movidos por el ánimo de obtener un lucro ilícito", facturaron dos de ellos a la Diputación de Álava por algo más de 12.000 euros.

La condena impuesta por el juzgado es notablemente inferior a la que solicitaban las acusaciones para ambos acusados por la estafa arqueológica de 'Iruña-Veleia', un yacimiento arqueológico en el que entre 2005 y 2006 fueron desenterrados numerosas piezas de entre los siglos III y VI, que presentaban inscripciones supuestamente excepcionales sobre el origen del euskera o el cristianismo.

La Fiscalía solicitaba para Gil cinco años y medio de cárcel, mientras que la acusación ejercida por la Diputación Foral de Álava -propietaria del yacimiento en el que trabajaba el arqueólogo- reclamaba una pena de siete años y medio de prisión. En el caso de Cerdán, el ministerio público solicitaba dos años y seis meses de prisión, petición que la Diputación elevaba a tres años y nueve meses.

ATENUANTE "MUY CUALIFICADA"

Esta significativa reducción de la condena impuesta a ambos acusados se debe a las "dilaciones" que se han producido en un proceso judicial que se inició el 5 de mayo de 2005 y que concluyó el 19 de febrero de 2020. Debido a esa demora, el juzgado aplica a Gil y a Cerdán la atenuante "muy cualificada" de "dilaciones indebidas".

De esa forma, Eliseo Gil ha sido condenado a un año de prisión y al pago de 72 euros a la Diputación de Álava por un delito continuado de falsedad documental en concurso con una falta continuada contra el patrimonio histórico-cultural.

A la pena anterior se le añaden un año y tres meses de prisión por un delito continuado de estafa en concurso con un delito continuado de falsedad en documento privado, así como la obligación de abonar a la Diputación Foral, de manera conjunta y solidaria con Cerdán, 12.490 euros.

Por su parte, el supuesto físico nuclear ha sido condenado a un año y tres meses de cárcel por un delito continuado de estafa en concurso con un delito continuado de falsedad en documento privado, así como al pago, de forma conjunta con Gil, de los referidos 12.490 euros a la Diputación.