nfluenciado por las lecturas de Pío Baroja y las conversaciones con mi vecino, el capitán Paco Vidaurreta, tiempo ha me sentí atraído por los estudios de Náutica. En aquellas conversaciones, algo aprendí sobre unas "células" que, sin embargo, no se estudian en Histología. Las células (o celdas) meteorológicas de Hadley y de Ferrel.

Recientemente, la vicepresidenta primera del Gobierno se refería a una imaginaria línea que uniría Madrid, Nueva York, Teherán y Pekín, ciudades en las que la COVID-19 ha tenido mucha incidencia, calificándolo como "problemón del demonio". Tal vez quiso decir la egabrense que esas ciudades se encuentran en la "célula de Ferrel", entre los 30º y 60º de latitud norte, debajo del círculo polar y sobre la célula de Hadley. En el hemisferio sur, ocurre otro tanto. Estas células tienen importancia para los meteorólogos y para los marinos, sobre todo cuando navegaban a vela, porque funcionan como un circuito cerrado atmosférico, intercambiando el aire frío polar con el caliente del trópico. El ecuador es la zona neutral. Calma chicha.

En la célula de Ferrel norte vivimos el 35% de la población mundial en las mayores ciudades y es donde se han originado las diez pandemias de gripe en los últimos 250 años, así como las tres zoonosis recientes: SARS, MERS y COVID-19. Tiene un clima templado, cuatro estaciones definidas y relativa exposición a los rayos del sol. En su homónima del sur, sólo vive el 1,3% de los habitantes. En las células Hadley, entre los 30º N y 30ºS, con clima tropical y dos estaciones marcadas, húmeda y seca, calor y radiación solar más intensa, vive el 58% de la población mundial. Apenas tienen enfermedades respiratorias, pero tienen una mayor incidencia de enfermedades tropicales, transmitidas por insectos como dengue o zika.

No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar, ni de comprar producto local, de nuestros baserri-

tarras. Doctor en Veterinaria