ltima referencia del informe de seroprevalencia de la COVID-19 elaborado por el Instituto de Salud Carlos III, con la colaboración de muchos profesionales y de 60.897 voluntarios de toda España: una tasa de letalidad del 1,1%, mayoritariamente ancianos con patologías asociadas, datos obtenidos de la lectura del test rápido de inmunocromatografía. También aludíamos ayer al estudio publicado en la plataforma Naukas, ciencia, escepticismo y humor.

Un análisis multivariante nos dice que el 76% del pico de mortalidad se explica a partir de la movilidad entre cada provincia con Madrid y su ratio con la población local. No es la única causa, pero es la mayor con mucha diferencia. En el informe se revela una gran variabilidad geográfica entre las diferentes comunidades autónomas, con una significativa dependencia del foco central que se ubica en Madrid.

En una semana, a primeros de marzo de 2020, visitan Soria unos 6.000 residentes de Madrid y en paralelo visitan Madrid unos 5.200 residentes de Soria, representando en relativo casi un 13% de la población soriana. En comparación, tenemos en esa misma semana 25.000 residentes en Madrid visitando Barcelona y 37.000 residentes de Barcelona visitando Madrid, pero representan únicamente un 1% respecto a la población de Barcelona. Ese brutal intercambio, invasión más bien, en términos relativos, en provincias poco pobladas, ha sido crucial en la evolución de su incidencia y mortalidad, Soria o Cuenca, por ejemplo. En general, en aquellas zonas donde ha habido más casos, la prevalencia de anticuerpos es mayor.

Pero a pesar de las diferencias entre regiones (desde Murcia con 1,4%; Euskadi 4%; Cuenca 13,5% o Soria con 14,2%), están muy lejos del 60% que supondría la inmunidad del rebaño.

No nos olvidemos de Joaquín y Alberto, del vertedero de Zaldibar, ni de comprar producto local de nuestros baserritarras, esenciales para nuestra diaria subsistencia. Doctor en Veterinaria