- La de este lunes era una fecha marcada en rojo en el calendario por muchos hosteleros. Con la entrada de Gipuzkoa en la fase 2 del estado de alarma, el lunes era el día en el que por fin podían abrir sus puertas y servir en el interior de los establecimientos, únicamente a clientes que ocupen mesa aunque con una limitación de aforo del 50%. Sin embargo, pese a las ganas de comenzar a trabajar cada vez con mayor normalidad, todavía fueron pocos los que abrieron al público.

Bastaba con pasear por la Parte Vieja de Donostia, quizás la zona con mayor densidad de establecimientos hosteleros del territorio, para comprobar que los restaurantes no tienen prisa por abrir. Y menos un lunes. La mayoría de los restaurantes permanecían con la persiana bajada y otros trabajaban en el interior, ultimando obras de renovación de los locales o terminando de limpiar y desinfectar espacios.

El restaurante Gandarias (31 de agosto, 23) era una excepción entre tanta persiana bajada. En su escueta terraza, con apenas media docena de mesas, algunos clientes apuraban el aperitivo, mientras que en el interior, dos familias disfrutaban de la primera comida fuera de casa en mucho tiempo. "Es una buena señal con todo lo que estamos pasando; es ver un poco de luz al final del túnel", destacó Jose Mari Agirre, responsable de este tradicional establecimiento donostiarra.

Durante el confinamiento, Gandarias ha preparado entre 60 y 70 raciones diarias para personas en situación de pobreza, ha organizado un servicio de reparto de comida a domicilio, así como de take away (recogida en el establecimiento). Una forma de reinventarse durante una crisis jamás vivida.

Pese a todo, Agirre lamentó que han trabajado "muchísimo menos" de lo normal, por lo que se mostró esperanzado en que en las próximas semanas la actividad se recupere. "Me imagino que poco a poco irá viniendo gente, porque hay ganas y, si el tiempo acompaña, esto va a ir a más seguro".

Tras una primera toma de contacto con los clientes, Agirre se mostraba satisfecho: "No sabíamos con certeza si íbamos a poder abrir o no, así que hemos hecho poca publicidad. Pese a todo, algo hemos trabajado". Una primera jornada de trabajo que sirve como chute de energía para encarar la nueva normalidad.

Sin embargo, la postal de cierre generalizado que se vivió este lunes irá cambiando en los próximos días, y es que muchos hosteleros tienen la vista puesta en el fin de semana, y más si se tiene en cuenta el pronóstico de tiempo tan favorable que hay para los próximos días.

La mayoría de los establecimientos funciona con reserva previa y la respuesta de los clientes anima a trabajar.

Es el caso de Mikel López, del bar restaurante Xiri (calle Idiakez, 10), que este lunes abrió por primera vez en dos meses y hoy comenzará con el servicio de comidas. "Hemos empezado a medio gas, primero porque tenemos que producir nuestros ingredientes propios y porque los proveedores también tienen restricciones en los repartos. Pero esta semana va a coger color, porque ya nos están entrando reservas para el fin de semana, así que estamos contentos", reconoció López, agradecido por la buena respuesta de sus clientes. "Vienen contentos porque vuelven a su vida normal. Se nota alegría, la gente se pone contenta por volver a su bar. Hasta los que coinciden en espacios horarios se alegran de volver a verse. Hay buena vibración", aseguró este hostelero, que espera que en los próximos días tanto trabajadores como clientes se acostumbren a la nueva forma de socializar que ha impuesto el coronavirus.

"Poco a poco irá viniendo gente, porque hay ganas y, si el tiempo acompaña, esto va a ir a más seguro"

Restaurante Gandarias

"Se nota alegría, la gente se pone contenta por volver a su bar. Hay buena vibración"

Restaurante Xiri