finales de 2018 la realizadora Heidi Otaduy y el periodista Mikel Huarte estrenaron ¿Algo que declarar? La Europa sin fronteras 25 años después, un brillante documental que rememora la desaparición de la frontera física y fiscal entre Hendaia e Irun. Entonces nadie esperaba que la muga regresara con tal fuerza menos de dos años después, esta vez en forma de frontera sanitaria a causa de la crisis del COVID-19.

Y es que desde el pasado 12 de abril, los dos únicos puntos de paso abiertos en la muga entre Lapurdi y Gipuzkoa han sido el del puente de Santiago y el de la autopista de Biriatu. En la práctica, la primera opción es la que mayoritariamente utilizan cada día cientos de vecinos de Irun, Hondarribia y Hendaia que llevan un estilo de vida transfronterizo al residir en un lado de la frontera y desempeñar su actividad profesional en el otro.

Hasta hace unos días, la escasez de opciones para desplazarse entre ambos lados de la muga no era un problema, pero con el inicio de la fase 1 de la desescalada y la vuelta de muchos negocios, el puente de Santiago se ha convertido esta semana en un auténtico embudo de vehículos que dificulta en gran medida el día a día de muchos bidasotarras.

Como tantos otros vecinos de la comarca, Ofelia Aramburu confesaba ayer a este diario haber tenido que lidiar con "bastantes" de estos atascos. Residente en Hendaia, Aramburu se desplaza a diario hasta Hondarribia para acudir a su lugar de trabajo en la inmobiliaria Onara Habitat, por lo que debe cruzar la muga al menos dos veces al día. A la ida, sendos controles de la Policía Nacional y la Guardia Civil regulan el paso a la altura de la orilla irundarra del puente de Santiago; a la vuelta, los gendarmes hacen lo propio en el lado galo.

Al ocupar estos controles uno de los carriles del puente en cada sentido de la circulación, los vehículos deben pasar uno a uno por los mismos, donde los agentes se cercioran de que solamente puedan cruzar el puente los trabajadores transfronterizos y los transportistas. El proceso, al que no se le puede achacar que esté exento de medidas de seguridad, provoca problemas de movilidad en la muga a diario. "He llegado a tardar hora y media en cruzar la frontera", aseguraba Aramburu.

Para la hendaiarra, las horas de la mañana son malas para cruzar el puente, pero las peores llegan al mediodía. "Cuando la gente vuelve a casa para comer", sobre las 13.00 horas, "empieza el follón", aseguraba Aramburu, que, tras intentar retrasar la salida del trabajo varios días para evitar los atascos, se ha dado por vencida: "Toda esa franja horaria, hasta bien entrada la tarde, es complicadísima".

En cuanto a las posibles soluciones, la hendaiarra afirmó estar de acuerdo con la medida propuesta de forma conjunta por los alcaldes de Irun y Hendaia, José Antonio Santano y Kotte Ezenarro, respectivamente. En un comunicado que hicieron público el pasado jueves, ambos alcaldes solicitan a las autoridades la reapertura del puente de Behobia como paso transfronterizo alternativo al de Santiago para aliviar la excesiva afluencia de vehículos que actualmente soporta este último paso.

En el comunicado, Santano se compromete a trasladar su petición al delegado del Gobierno en Euskadi, Denis Itxaso, mientras que Ezenarro se la trasladará al prefecto de Pirineos Atlánticos, Eriz Spitz. Las intituciones que actualmente ostentan la potestad de tomar la decisión de reabrir el paso de Behobia son la prefectura de los Pirineos Atlánticos, del lado francés, y del lado irundarra, el Ministerio del Interior.

En ese sentido, el propio ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cuestionado ayer sobre el problema de aglomeraciones de vehículos en la muga en una entrevista radiofónica para la Cadena Ser, admitió no tener constancia de la situación. "No se me ha trasladado ninguna problemática concreta al respecto, pero evidentemente tomo nota y lo miraré", declaró el ministro.

Con todas las piezas sobre el tablero, los trabajadores transfronterizos de Irun, Hondarribia y Hendaia no pueden sino esperar a que las instituciones pertinentes actúen para desatascar la muga.