i ya de por sí la hostelería y los establecimientos no esenciales ven con mucho miedo y resignación su futuro, aquellos situados en la muga con Iparralde lo visualizan directamente "oscuro" y con múltiples "incógnitas". "Nos va a costar muchísimo tiempo volver a hacer números", aseguran, ya que la apertura de los comercios "no sirve de nada si el paso sigue cerrado". Este motivo, unido al perjuicio que les ocasionó el G7 de agosto pasado, hace que "no sepamos si todos van a aguantar hasta llegar a la reapertura".

La imagen de Behobia en la actualidad es inaudita. En un día normal, el trasiego de conductores, transportistas y personas es un sin parar con las tiendas de tabaco, los bares y los supermercados a rebosar. Ahora, en cambio, la fotografía parece sacada de una distopía apocalíptica, con las persianas de los comercios bajadas y casi sin un alma entre sus calles.

En estos momentos, únicamente están abiertos los estancos de la zona, junto al supermercado BM y la tienda de alimentación Casa Fernando, que lo hacen, eso sí, con horario limitado. "Está todo cerrado, las ventas han caído al 100% y hasta en los estancos las pérdidas son notables", cuenta Rubén Fraile, presidente de la Asociación de Comerciantes de Behobia. "Nos va a costar muchísimo tiempo volver a hacer números. Está todavía por ver cuántos podremos aguantar y reabrir, porque el futuro se ve muy oscuro", cuenta.

Uno de los propietarios que tuvo que cerrar sus puertas el pasado 14 de marzo es Josema Elosua, del bar Faisán, quien está "expectante" por saber "cuándo y cómo" podrán reabrir. "Son todo rumores, no podemos saber nada. Yo de lo único que me fío es de lo que me dicen desde la Asociación de Hosteleros de Gipuzkoa", explica.

No obstante, tener el permiso para abrir no es ninguna garantía para los comercios de Behobia si el paso a Iparralde continúa cerrado: "Si nos dejan abrir, pero la muga sigue cerrada, no sirve absolutamente de nada".

Ni los estancos se libran de esta situación. La facturación en el Estanco Aramburu ha caído un 95% al carecer de clientela francesa y perder gran parte de su red de segundo canal (bares, establecimientos...): "Nos tenemos que adaptar cada 48 horas porque no sabemos de cuánto hacer los pedidos, de cómo va a cambiar todo...", explica Ricardo Aramburu, al tiempo que añade que en estos momentos el negocio ha sufrido un ERTE y en él únicamente trabajan los tres familiares en un horario reducido.

"Prácticamente el 90% de nuestros clientes son franceses, por lo que esperamos que cuanto antes se reabra el paso", apunta, por su parte, Fraile, quien se muestra esperanzado con el 11 de mayo, fecha en la que ha fijado el Gobierno francés el inicio de las aperturas de colegios y la reanudación paulatina de su actividad. "No tiene ningún sentido que a 100 metros de mi casa no pueda ir, que es a la distancia a la que veo las vallas que han colocado para cerrar las carreteras", añade.

De no abrirse el paso, los números no dan. Con la clientela del barrio es "imposible" sobrevivir y necesitan de todas los habitantes de Iparralde que acuden a diario a realizar sus compras. "Nadie nos puede dar ninguna garantía de nada, pero sin todos esos clientes de paso no tendríamos mucho que hacer", observa, por su parte, el dueño del bar Faisán.

"Yo jamás había visto el puente de Behobia cortado. Si me llegan a decir por la mañana el mismo día que cerraron el paso que lo iban a hacer, no me lo creería", asegura Aramburu, quien explica que los vecinos del barrio que acuden no solo a por tabaco, sino también a por prensa, se han convertido en los únicos clientes en la actualidad. "La caída ha sido muy grande, nadie se esperaba esto", afirma.

Miedo a las vacaciones

"Damos por perdido el verano"

El actual estado de alarma ha sido solo un estacazo más a una serie de desdichas para los comerciantes de Behobia. "Tenemos a la mala suerte enganchando una con otra", indica Fraile, al tiempo que explica que a la crisis económica, de la que todavía no se habían recuperado del todo, se le sumó el agosto pasado la cumbre del G7 -"fecha en la que se suele dar la mayor parte de los beneficios del año"- y ahora el coronavirus.

La esperanza de levantar cabeza está en el verano. "Junio va a ser clave. Según cómo empiece a estar la situación, entonces podremos hacernos una idea de cómo van a ser las vacaciones", cuenta Elosua, quien cree que mucha gente tendrá miedo de viajar: "Necesitamos que la gente que va en verano a Iparralde y viene aquí a comprar, siga viniendo".

"El verano lo damos por perdido", se muestra, no obstante, pesimista el presidente de la Asociación de Comerciantes de Behobia, asegurando que las vacaciones estivales "no van a ser iguales" y no servirán para conseguir beneficios. "La gente va a seguir teniendo miedo y los que hayan sufrido un ERTE o no tengan trabajo, no se van a ir de vacaciones. Hay que hacerse a esa idea", añade.

En el Estanco Aramburu el objetivo está en facturar durante el verano lo que habitualmente se consigue en los meses de otoño, pero saben de la dificultad de la empresa "al depender de dos decisiones, la del Gobierno español y la del francés". "Va a ser un verano atípico, la gente no va a tener dinero y sí miedo para viajar y la situación tiene pinta que irá para largo", añade.

Y eso si las previsiones más optimistas se cumplen, porque en Francia ya se habla de una posible reapertura del paso a partir de septiembre, lo que cambiaría totalmente el cálculo del negocio: "Por eso mismo no podemos amargarnos con lo que va a haber, porque no sabemos qué va a pasar y tenemos que adaptarnos prácticamente a diario".

Para poder "sobrevivir lo máximo posible", los comerciantes de Behobia se están acogiendo a todas las ayudas públicas que van saliendo, "sean del Gobierno Vasco, de la Diputación o del Gobierno español", y confían en poder solicitarlas como establecimientos hosteleros. "Es verdad que muchos no los somos, pero nuestros clientes están muy ligados a ello", explica Fraile.

Con esta incertidumbre, los comerciantes ya advierten de que las cifras "no van a salir" y se preguntan cuántos establecimientos realmente van a llegar a abrir sus puertas. "Es todo una incógnita y parece que lo peor está por llegarnos", concluyen.

"Nos va a costar mucho volver a hacer números. Está todavía por ver cuántos reabriremos"

Asociación comerciantes de Behobia

"Nadie nos puede dar garantías, pero sin los clientes de paso no habría mucho que hacer"

Bar Faisán

"La facturación ha caído un 95%; nos adaptamos cada 48 horas porque no sabemos qué pedir"

Estanco Aramburu