- La crisis que ha supuesto el zarpazo del coronavirus no entiende ni de fechas ni tampoco de ámbitos. Y es que las consecuencias de la pandemia no terminarán con la desescalada del confinamiento, e irán mucho más allá. En el ámbito de la educación, si el COVID-19 ha parado en seco el curso 2019-2020, también puede causar contratiempos en el siguiente. Ayer, en una entrevista en la radio, Nekane Balluerka, rectora de la UPV/EHU admitió que "el próximo curso se retrasará "con probabilidad dos o tres semanas".

Debido a los cambios que se están teniendo que producir por el COVID-19, Balluerka explicó que es muy probable que se retrase. Las fechas dependerán de la evolución de la pandemia, aunque es prácticamente seguro que las matriculaciones "se retrasarán un poco" y probablemente se realizarán en los meses de agosto y septiembre. Además del retraso del curso académico, "tendremos que recuperar prácticas que no se hayan podido realizar en julio", explicó, al tiempo que adelantaba que se ha previsto que "el cierre de actas para trabajos fin de máster y grado se vaya hasta el 31 de octubre". Además, contó que se ha pedido al profesorado que tenga "flexibilidad y generosidad" con el alumnado, dado que las dificultades también pueden trasladarse al terreno de la preparación de los contenidos. Y es que la rectora recalcó que para la universidad, "lo fundamental es que ningún estudiante pierda el curso" y por eso "nos esforzamos por hacer una evaluación acorde a cómo han recibido las clases presenciales". Así, "estamos recomendando a todo el profesorado que tenga flexibilidad y generosidad. Que no se malinterprete, pero que tengan en cuentan que detrás hay un estudiante cuyas condiciones no conocemos exactamente" y no son las que tiene de manera presencial.

Balluerka también explicó que la UPV/EHU está ya planteando su "plan de desescalada por colectivos" para ver cómo se puede reanudar "poco a poco" la actividad, siempre cumpliendo con los requisitos establecidos por las autoridades sanitarias. Según lo adelantado, comenzará inicialmente con los investigadores, "cumpliendo las distancias de seguridad y con mascarillas", a los que seguirá el personal de administración y servicios que tienen que realizar funciones necesarias para que el curso finalice y, por último, los estudiantes que no han podido realizar prácticas de laboratorio.

Sobre las evaluaciones pendientes, recordó que, si bien cada profesor tiene libertad de cátedra, "se orienta que las evaluaciones no sean tipo test porque puede caer la red wifi o tener el alumno problemas a la hora de volver a preguntas que no ha podido responder". En ese sentido, sería más adecuado "realizar una evaluación continua y cambiar los porcentajes de peso del examen pendiente; que sean preguntas que el estudiante pueda hacer a veces con los apuntes, que tenga que pensar".