l 14 de abril de 1931 se proclamó pacíficamente la II República Española, única salida que las urnas de las elecciones municipales señalaron para la grave crisis política que atravesaba España. Eibar en Gipuzkoa, Sahagún en León y Jaca en Huesca la proclamaron de víspera, más como declaración de intenciones que como evidencia cierta en el conjunto del Estado. La experiencia democrática, que supuso un halo de luz para el progreso de la sociedad española, fue segada bruscamente por el golpe de los africanistas del 18 de julio de 1936, sumiendo a España en una etapa de oscurantismo social, científico, cultural, político y religioso. El retraso que ocasionó respecto al resto de los países europeos todavía lo padecemos, incluso en epidemiología. El desconocimiento de aquel período, que provocó la dictadura, también ha servido para que algunas personas hayan idealizado aquel período tan fecundo de nuestra reciente historia.

En 1931 se inventó el microscopio electrónico. De ese año también, según la doctora Bette Korber, data el descubrimiento del VIH. En 1931 se describió en Kenia la Fiebre del Valle del Rift producida por un virus que afecta a los rumiantes y a las personas. El tifus, producido por rickettsias, aisladas en 1931, y transmitidas por varios artrópodos, entre ellos los piojos y el cólera, producida por una bacteria, eran habituales entre nosotros en esa época, provocando numerosas bajas en la población. Ese año también aumentó sensiblemente la difteria o garrotillo. Erradicada en España desde 1987, se diagnosticó en Barcelona en 2015 en un niño no vacunado. ¡Ay, los antivacunas! Ahora toca vacunarse contra monarquías corruptas, aunque el Jacobino colabore con quince millones de subvención a las televisiones privadas, una dosis lubricante para cuando mencionen a Zarzuela y Moncloa, los Ferreras y Pastor and company.

Y acuérdese de comprar producto local. ¡Salud y República!