l confinamiento ha supuesto un duro golpe para muchos negocios. Son numerosos los sectores afectados y los caseríos no son ajenos a esta crisis. Conscientes de ello, y para que su actividad no se vea tan perjudicada durante estas semanas, han optado por el reparto a domicilio como fórmula para mantener vivo su negocio, aunque eso les obligue a un esfuerzo extra dentro de una dedicación diaria que ya de por sí resulta muy exigente. Cuatro baserritarras guipuzcoanos nos cuentan cómo lo están haciendo estos días.

Irune Berakoetxea tiene en Hernani "una huerta" en la que ahora planta "sobre todo acelgas, guisante y tomate". Todos los días acude puntual a su puesto en el piso -1 del mercado de San Martín. "Los primeros días desde que se decretó el confinamiento eran de locura, luego bajó un montón y ahora digamos que se está normalizando", resume Irune. "Es que el primer fin de semana vino muchísima gente y, de repente, a partir de ese primer lunes no venía nadie. No sé si por miedo, porque las despensas estaban llenas o porque querían esperar a ver cómo evolucionaba la cosa. La verdad es que nos asustamos un poco, pero ahora digamos que estamos normal", añade.

El puesto Altzueta Barazkiak mantiene, por tanto, su clientela más o menos habitual, pero hay gente mayor que no va porque está cumpliendo a rajatabla el confinamiento. Pero Irune y su marido no querían dejar a estos clientes sin su ración semanal de frutas y verduras: "Decidimos hacer reparto a domicilio. Pusimos un anuncio en redes sociales y con eso y el boca a boca la gente se ha ido enterando. Estaremos haciendo unos quince envíos cada día a domicilio, tanto a clientes habituales como a nuevos".

Irune y su marido dedican un par de horas diarias a esta labor. "Los clientes están muy agradecidos. Nosotros lo hacemos por ayudar y poner nuestro granito de arena para que la gente se quede en casa. Estamos repartiendo alrededor del mercado pero también en Gros, Egia y Aiete".

En plena temporada alta, las sidrerías guipuzcoanas se han visto obligadas a echar el cierre. Aritz Eguren, dueño de la sidrería Oiharte, en Zerain, es uno de los que ha tenido que buscarse la vida al tener que cerrar su establecimiento y no tener aún fecha próxima para su reapertura. "La hostelería es lo más fuerte para nosotros y llevamos cerrados desde el 13 de marzo, así que nos estamos dedicando a la venta de botella puerta por puerta. Decidimos anunciarnos en redes y en grupos de Whatsapp y la verdad es que está saliendo bastante sidra en botella. La gente está en sus casas, quiere algún caprichito, y estamos vendiendo. No te digo que estamos vendiendo como antes, ni mucho menos, pero todos los días salen repartos".

Fue después de quince días con la sidrería cerrada cuando Aritz decidió hacer este reparto casa por casa: "Las dos primeras semanas nos dedicamos a cuidar el manzanal y hacer trabajos que en otros momentos no tienes tiempo para hacer, pero ya vimos que no íbamos a poder abrir la sidrería en bastante tiempo, así que teníamos que darles salida a los productos. Los lomos de bacalao los vendimos a gente conocida a precio de costo y las chuletas están congeladas. Lo de la comida lo hemos solucionado y estamos con la sidra".

Aritz reconoce que tienen que "dar mucha salida a botellas". "Ya veremos si podemos sacar toda. Al ser una sidra nueva tampoco se pierde y la puedes servir dentro de unos meses, pero es mejor sacar en un año lo que se produce ese año". Por ahora es él mismo quien hace el reparto, una manera de tratar de paliar el golpe económico derivado de esta crisis sanitaria: "Nos falta lo que ingresamos de la sidrería".

Arantxa Arruabarrena, del caserío Oihanalde, ya hacía pedidos a domicilio antes de esta situación creada por el coronavirus, pero cuando se decretó el confinamiento "hubo una avalancha de llamadas y pedidos". "La gente quiso hacer provisión y prácticamente duplicamos las entregas habituales. Eso duró quince días y desde entonces se ha normalizado un poco la cosa, pero hay bastantes pedidos".

Oihanalde ofrece "carne de ternera envasada al vacío en lotes de al menos medio kilo, también hamburguesas, albóndigas...". Arantxa explica que en el caserío tienen "200 cabezas y una pequeña sala de despiece propia" que les permite hacer este tipo de trabajos". A la labor en el caserío, por tanto, está uniendo este extra de envíos. "Somos de Irun y hasta Villabona o así lo hacemos nosotros. Si es más lejos, lo mandamos por medio de una empresa de transportes. Pero la mayoría de envíos hacemos nosotros", aclara.

Arantxa nota que la gente estaba "preocupada" y por eso "se hicieron más pedidos". "Al ser comida envasada que se puede congelar, los clientes han hecho acopio". Así que les ha tocado "trabajar a destajo, fiestas y todo. No hay otra".

Ion Arregi y Martina Urbistondo, del caserío Garoa (Zerain), viven de las "280 ovejas" que tienen: "Les sacamos leche y hacemos dos tipos de quesos: Idiazabal y azul". Hasta que se desató esta crisis sanitaria, solían vender "en tiendas y carnicerías, y también venía gente al caserío a comprar". Ahora, sin embargo, con la mayor parte de la población en sus hogares, sus ventas se han resentido notablemente. "La gente no viene aquí, en las carnicerías vendemos algo menos porque hay menos personas por la calle... además, igual productos como el queso no compran tanto ahora. Entonces, las ventas han bajado".

Ion explica que escucharon por la radio que los supermercados estaban haciendo más repartos a domicilio, así que ellos decidieron dar un primer paso en este sentido: "Pusimos algo en las redes, más que nada para ver cómo reaccionaba la gente y si alguien pedía algo". La respuesta ha sido buena: "Hemos hecho unos cuantos repartos ya. Todos los días no podemos ir porque no se puede dejar el caserío, pero un par de días a la semana estamos dedicando la mañana o la tarde entera a repartir. Acabamos el trabajo del caserío, cargamos el coche y vamos a ocho o nueve sitios".

Ion dice que se han visto obligados a dar este paso: "No podemos estar parados. El queso se amontona y no sabemos cuándo va a arrancar esto. No quiero ser pesimista, pero costará. Y en vez de estar de brazos cruzados esperando soluciones del Gobierno, nos estamos moviendo".

"La gente ha querido hacer provisión y casi hemos duplicado las entregas habituales"

Caserío Oihanalde

"Un par de días a la semana cargamos el coche y dedicamos la mañana o la tarde a repartir"

Caserío Garoa

"La sidrería va a estar cerrada bastante tiempo, así que tenemos que dar salida a los productos"

Sidrería Oiharte

"Hacemos unos quince repartos cada día a domicilio, los clientes están muy agradecidos"

Altzueta Barazkiak