- El de su compañero Joaquín Beltrán apareció el mismo día del desastre. Estaba semienterrado y el claxon atronaba entre la desolación. Han tenido que pasar dos meses para poder encontrar el vehículo de Alberto Sololuze, el operario de la planta Verter Recycling encargado de la báscula. Sin embargo, los cuerpos de ambos siguen sepultados en algún punto todavía por determinar de la montaña de residuos y tierra que el pasado 6 de febrero hundió en la tristeza a dos familias y confinó a 50.000 personas en sus hogares durante varios días por precaución.

Y es que las labores de búsqueda no se han detenido en ningún momento en estos dos meses salvo por motivos de seguridad. Ni siquiera ahora, con un estado de alarma en vigor, actividades paralizadas por orden gubernamental y restricciones de movilidad. De hecho, este operativo ha tenido desde el primer momento la calificación de esencial y primordial por parte del Gobierno Vasco. El último informe sobre la evolución de las tareas en la zona apuntaba a la presencia de diez equipos y jornadas de trabajos de diez horas, en distintos turnos.

La noticia de ayer abre un punto de esperanza en el pulso diario que el equipo multidisciplinar (palistas, ertzainas, camioneros, topógrafos, gruístas, ingenieros, bomberos,…) mantiene con el alud de residuos que en un primer momento engulló los cuatro carriles de la AP-8. Aquella avalancha tenía, y así lo certifica la cicatriz que ha tallado sobre la montaña, más de 300 metros de largo y más de 150 de ancho. Una lengua gigantesca que ha sido cacheada palmo a palmo, cribando los restos a mano, para hallar cualquier pista o resto que permitiera localizar a Joaquín Beltrán y a Alberto Sololuze.

Al parecer, tal y como ha podido saber este periódico, el vehículo de este segundo, que estaba en la caseta de la báscula de pesaje del vertedero cuando ocurrió el desastre (y hasta donde se había desplazado su compañero Beltrán para avisarle del peligro de derrumbe), habría aparecido en la zona B1.2 sobre la que se trabajaba en las últimas fechas con mayor intensidad. El pasado 31 de marzo se había conseguido estabilizar su parte superior para garantizar la seguridad de los equipos desplazados al lugar. Las investigaciones ya habían concluido que la zona B1 tenía más posibilidades de albergar sepultados los cuerpos de ambos operarios, cuyo recuerdo sigue presente todos los días en los distintos tajos abiertos en las faldas del vertedero colapsado. También en las localidades cercanas, agrupadas en la plataforma Zaldibar Argitu, que anima a la ciudadanía a salir hoy a los balcones y encender dos velas en memoria de Sololuze y de Beltrán.

Así las cosas, el hecho de que se haya empezado a utilizar la celda que almacenará de forma temporal los residuos que están siendo extraídos de las zonas de búsqueda, facilitará sobremanera que el operativo mantenga el buen ritmo de trabajo. Tal y como indicaba recientemente Aitor Zulueta, director de Patrimonio Natural y Cambio Climático del Gobierno Vasco, “los trabajos de recogida y conducción de lixiviados y de control de gases están prácticamente acabados, lo que también está contribuyendo a centrar más recursos en el operativo de búsqueda”.

El pasado viernes, sin ir más lejos, seis equipos de trabajo trabajaron entre las 8.45 y las 19.15 horas en las zonas B4, B2 y la B1.2, donde precisamente ayer apareció el coche de Sololuze. Pero es que además de esas labores, las brigadas también se dedicaron a adecuar, explanar y estabilizar taludes, así como a la apertura de nuevas vías de conexión entre distintos puntos de la lengua de residuos y tierra. De hecho, esa zona B1 es el área que presenta un mayor riesgo de derrumbes, por lo que es necesario mucha obra civil para estabilizar el terreno y poder trabajar con garantías. Cada brigada de rastreo trabaja con un equipo de apoyo en labores de estabilización. El buen tiempo de las últimas jornadas también ha sido clave para mantener un buen ritmo en condiciones más seguras y estables. En la zona B1, hasta el pasado 3 de abril, se habían rastreado y cribado un total de 9.935 metros cúbicos de residuos.

6 de febrero. Se produce un derrumbe en un vertedero privado de la empresa Verter Recycling en Zaldibar. Recibía residuos no urbanos, es decir, materiales de construcción, restos siderúrgicos, lodos de papeleras... No se sabe qué provocó el derrumbe, pero desde el primer día se supo que había dos trabajadores sepultados: Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán. Los primeros intentos de rescate se producen el mismo jueves, por bomberos y ertzainas.

7 de febrero. A las 1.00 horas surge la primera sorpresa: la presencia de amianto, lo que suspende la búsqueda.

8-9 de febrero. Prosigue la búsqueda con protección contra el amianto aunque se tiene que interrumpir continuamente por la inestabilidad de la ladera, y salen focos de humo.

11 de febrero. El Juzgado de Durango abre diligencias para investigar el derrumbe.

12 de febrero. El lehendakari Urkullu visita el vertedero y se reúne con las familias de Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán.

14 de febrero. Los análisis detectan dioxinas y furanos en el aire en proporciones 40 veces superiores a las normales, originadas en los fuegos en el vertedero. Se recomienda a los vecinos de Zaldibar, Ermua y Eibar que cierren las ventanas.

18 de febrero. El lehendakari y consejeros de varios departamentos comparecen en el Parlamento y admiten errores.

19 de febrero. El Gobierno Vasco contacta con varias autonomías para analizar la posibilidad de trasladar los residuos que las empresas depositaban en Zaldibar, dada la falta de capacidad de los vertederos vascos.

21 de febrero. Se consigue acabar con los fuegos y el humo, con lo que se levantan las restricciones para los pueblos del entorno. Ese mismo día, el Gobierno Vasco lleva a la Fiscalía a la empresa propietaria del vertedero, tras reconocer esta que supo de la existencia de grietas en la escombrera el día 4 de febrero, pese a lo cual se siguió trabajando hasta su derrumbe dos días después.

3 de marzo. La familia de Joaquín Beltrán denuncia el “despropósito absoluto” de la gestión. La familia considera que las labores de búsqueda son “inadecuadas e insuficientes”.

4 de marzo. El lehendakari responde que comprende su dolor y que se trabaja con tenacidad y sin escatimar medios.

12 de marzo. La plataforma Zaldibar Argitu convoca movilizaciones y paros.

14 de marzo. Se decreta el estado de alarma y se ralentizan los trabajos en el vertedero.

30 de marzo. El Gobierno confirma que se pueden seguir con los trabajos de búsqueda entre las 8.45 y las 19.15 horas.