donostia - Conchi Castellanos, enfermera, y Xabier Barrutia, enfermero, son representantes de dos generaciones de la profesión, dos generaciones que afirman aprender mutuamente.

Castellanos, de 57 años de edad, lleva trabajando como enfermera desde 1988, actualmente en el OSI Bidasoa llevando formación y oficiando como supervisora. Xabier Barrutia, de 30 años, trabaja en la unidad de Neonatología del Hospital Universitario Donostia y como docente en Nazaret y en DYA Gipuzkoa.

Con ellos hablamos de la actualidad de la profesión y de sus deseos.

¿Creen que todavía hay mucho que reivindicar para la profesión?

-Conchi Castellanos: Nuestra profesión es cada vez más visible, tiene cada vez más presencia, cuentan con nosotros cada vez más y tenemos más peso.

-Xabier Barrutia: Hemos ido por detrás de otros sanitarios, pero cada vez tenemos más roles independientes, aunque siga habiendo solapamiento. Quizá nos hace falta algo más de visualización, pero la profesión ha avanzado mucho.

Sigue siendo una profesión muy feminizada ¿no?

-C.C: Poco a poco se van incorporando hombres a la profesión, pero no es en absoluto paritaria ni creo que lo vaya a ser, es muy difícil. Igual será porque a la mujer se le ha asociado tradicionalmente con los cuidados. Yo creo que esta carrera seguirá siendo de mujeres, aunque vaya aumentando el número de hombres.

-X.B: Hace unos años había una serie de barreras sociales y de estigmas hacia algunas profesiones. Había pocas mujeres ingenieras y pocos hombres enfermeros. Poco a poco la gente elige lo que realmente quiere elegir, no lo que supuestamente tenías que hacer. En enfermería no hay objetivos en materia de paridad, sí de libertad para elegir. Pero el mundo sanitario en general está dominado por las mujeres.

-C.C: En medicina sí se ha dado un vuelco. Antes casi todos los médicos eran hombres y ahora mayoritariamente son mujeres.

La enfermera es quien da la bienvenida, quien acompaña al paciente...

-C.C: Tu carrera está enfocada al trato con el paciente, que es lo principal. Debemos practicar cuidados sobre conocimientos y tenemos que lograr involucrar al paciente en su enfermedad para que la asuma. Se está trabajando mucho en ese sentido para lograr que el paciente se sepa manejar, algo muy importante, sobre todo en los crónicos. El papel de la enfermería ha sido primordial para ello. El paciente ha pasado de ser un sujeto pasivo a ser totalmente activo.

-X.B: Es uno de los grandes cambios que ha habido. Antes el paciente obedecía y no preguntaba y ahora se le hace partícipe de su enfermedad y se le responsabiliza de sus cuidados.

¿Cuáles serían sus principales demandas para su profesión?

-X.B: Yo creo que hay que reivindicar las especialidades de la enfermería, no solo en el caso de matronas. Hay que saber que hay más especialidades. En la práctica sigue habiendo palos en las ruedas y hay pocas plazas para hacer una especialidad. Pediría que hubiera más facilidades para impulsar las que ya existen y que se pongan en marcha otras que estamos esperando.

-C: Con una especialidad puedes desarrollar tu trabajo de forma más segura. Pero con las especialidades hay algo que creo que se pierde, que es la visión global del paciente. Me parece bien la especialidad pero sin perder la perspectiva global.

Llegar a todo.

-X.B: Son las dos caras de la moneda. El enfermero es la primera persona con la que hablas, la que pone filtros para ver quién te debe atender... Enfermería necesita una base general muy fuerte. Pero vivimos una realidad en la que la medicina avanza tanto y tan rápido que también hay que lograr ser competentes en cosas muy específicas.

-C.C: El concepto de enfermera que tenemos es esa enfermera todoterreno, que se adapta a cualquier necesidad. Quizá la especialización haga perder ese sentido. No digo que sea ni bueno ni malo, creo que hay que conseguir unificarlo.

¿Es una profesión en evolución?

-X.B: Cada vez estamos asumiendo más responsabilidades y competencias. En contrapartida, estamos delegando unos trabajos que eran nuestros a otros profesionales, como a los técnicos de laboratorio, de rayos o de cuidados auxiliares.

-C.C: Hay cometidos típicos de la enfermería que han sido delegados. Nos estamos empoderando en unos papeles muy concretos, sobre todo para la comunidad, pero otras cosas las han asumido otros perfiles en detrimento de nuestra profesión.

Han llegado ustedes a la profesión en tiempos muy diferentes, la perspectiva es también distinta.

-C.C: No tiene color. Las herramientas informáticas están muy presentes hoy en día en la actividad asistencial. Si a mí hace 30 años me llegan a decir que el 80% del tiempo voy a estar frente a un ordenador para hacer todo lo relacionado con el paciente, no me lo hubiera creído. Yo propongo que en la carrera de Enfermería se incluya la asignatura de informática, que facilitaría mucho nuestro trabajo. Se dan por supuestos conocimientos en informática que a veces no tenemos y hoy en día es impensable trabajar de otra manera. Es verdad que han facilitado mucho el trabajo, aunque cuando fallan, es un caos.

-X.B: La seguridad del paciente y la evolución de la medicina están unidas a la tecnología. Los que somos más jóvenes hemos nacido y crecido en un mundo más tecnológico. Los que llevan más tiempo se han tenido que adaptar y les ha supuesto un gran esfuerzo.

¿El trabajo con distintas generaciones es complicado o enriquecedor?

-C.C: El grado de exigencia suele ser similar. Ellos entienden que quienes llevamos 20 o 30 años trabajando tenemos una experiencia importante. Y, por contra, a las que tenemos más experiencia los conocimientos, la frescura de una persona joven y su visión de las cosas nos vienen bien. Nos complementamos. Yo no he tenido ningún problema.

-X.B: Es un ganar. La experiencia, el ojo clínico que tienen ellas, que ven cosas enseguida de las que a ti te cuesta más darte cuenta... Nosotros podemos aportar esos estudios más recientes, algunas novedades que tenemos más frescas.

¿En los pacientes se ha dado también un gran cambio?

-X.B: Hemos enseñado a los pacientes -sanos y enfermos- a que sean responsables de sus cuidados, a que tomen más conciencia de su enfermedad, de cómo funciona el sistema... En general, son más conscientes de sus derechos y de sus obligaciones. Son más exigentes, pero la enfermería es más exigente consigo misma.

-C.C: Creo que la exigencia del paciente viene dada por la gran cantidad de información a la que tienen acceso. A veces tiene parte de razón y otras no la tiene y tenemos que hacérselo ver. Como paciente necesitas información y que te trasmitan seguridad y trabajando con el paciente obtienes resultados muy buenos. Logras más implicación.

-X.B: Es un trabajo difícil, porque la gente viene con su información de casa y a veces les tenemos que instruir en la idea de que el acceso a la información es muy fácil, pero que la buena cohabita con la mala y filtrarla es difícil.

¿Siempre son un poco psicólogos?

-C.C: La continuidad del contacto con el profesional te lleva a una relación diferente, de complicidad, tanto en el centro de salud como cuando estás hospitalizado: no estás bien, te llega mucha información, hay preocupación... Tener una persona que te pueda escuchar, solo eso, ayuda mucho.

-X.B: Creo que somos los sanitarios que más contacto tienen con los pacientes y muchas veces se genera una confianza. Confían en nuestra opinión, en que les vamos a escuchar.

-C.C: Es muy duro cuando un paciente que sabes que está muy mal te hace unas preguntas muy concretas. Hay que saber qué es lo que quiere escuchar y cómo se lo tienes que decir. Además, no podemos olvidar que las enfermeras trabajan con otros muchos profesionales, son un punto de conexión, una pieza vital en el sistema sanitario. La visión global que tiene la enfermera del paciente es única.

A nivel mundial hay carencias de personal de enfermería mientras aquí prolifera la temporalidad.

-C.C: Hoy en día hay bastante continuidad en el trabajo, aunque los contratos no sean largos. Antes acababas la carrera y no había trabajo, ahora sí hay, aunque la necesidad varíe. En vacaciones hay falta de recursos e incluso problemas de sustituciones.

-X.B: Es cierto que hay más continuidad en el trabajo, pero mucha eventualidad. La enfermera o el enfermero se tiene que convertir en todoterreno porque está dos días en una unidad y otros dos en otra. Se aprende mucho, sí, pero...

Si tuvieran que expresar un deseo para su profesión, ¿cuál sería?

-X.B: Los profesionales de la enfermería sabemos qué metas queremos alcanzar y a veces se echa de menos que haya menos trabas. Por ejemplo, hemos conseguido el grado, la prescripción enfermera, estamos luchando por las especialidades... Lograr estas metas ha costado mucho y el deseo es que no cueste tanto.

-C.C: A mí me encantaría que a nivel político se tomara en cuenta que las enfermeras existen. Cuando se accede a un cargo en la sanidad, siempre se piensa en el médico y la visión medica es buena, pero la de la enfermería también. Son dos visiones diferentes y complementarias. Quisiera que a nivel institucional -desde ayuntamientos a gobiernos-, a la hora de tomar decisiones se considerara la opinión de la enfermería, tenemos que trabajar en su liderazgo.

Con todo lo que saben y han vivido ¿volverían a elegir enfermería?

-C.C: Te tiene que gustar, porque sabes que vas a trabajar con personas que muchas veces no están sanas. Este trabajo no es siempre de color de rosa y algunas veces he pensado: ¡en buena hora he escogido enfermería! Eso pasa cuando todo el mundo está de fiesta y tú trabajando etc. Pero tiene muchas recompensas. El reconocimiento del paciente supera todas las pegas sobre horarios, días de fiesta, turnos... ¡Claro que volvería a repetir enfermería!

-X.B: Hay momentos que son muy duros, porque gran parte de nuestro trabajo se desarrolla con personas con problemas y nos enfrentamos al sufrimiento y a la muerte. Tenemos que aprender a relativizar mucho. Entras en una habitación con un paciente que se está recuperando y a los cinco minutos a otra en la que el paciente está muriendo. Es algo que se va aprendiendo, pero cuesta mucho. Y eso es imposible aprenderlo en la universidad.

-C.C: Al final tienes que conseguir dejarlo en el trabajo y ni comentarlo en casa, si no sería imposible.

-X.B: A mí, que tengo menos experiencia, a veces me cuesta saber el grosor de la barrera que tengo que usar. Si es muy fina, me iría llorando a casa. Si excesivamente gruesa, puede parecer que tienes falta de empatía. El equilibrio es complicado.

-C.C: Es algo que te da la experiencia pero depende de la persona. Hay algo que quiero destacar: la importancia del trabajo en equipo. Para que el paciente esté bien y se sienta seguro tiene que ver que todos trabajamos en la misma dirección. Hay que trabajar hacia el paciente. Esta es una profesión cuidadora.

-X.B: Además, en equipo se trabaja mejor. Y, por qué no, ese equipo también puede ser liderado por la enfermería.