representan uno de los sectores de población más activos. En su día tuvieron que adaptarse al cambio en sus puestos de trabajo, cuando se introdujeron los ordenadores. Ahora, años después de la jubilación, ven cómo la evolución tecnológica sigue su imparable curso. Son tres integrantes de Nagusilan, asociación que aglutina a 1.150 voluntarios que promueven a diario un envejecimiento activo en un mundo cambiante. Su fórmula, el compromiso solidario.

Y tras ese afán, el uso de las tecnologías para la información y la comunicación ocupa cada día un lugar más importante. Con el tiempo es posible que Skype acabe siendo utilizado como soporte al servicio de acompañamiento telefónico gratuito para mayores en soledad.

José Luis Elosua, de 83 años, preside la asociación. Le acompañan Jesús Mari Zaldua, de 75, y Begoña Arrizabalaga, de 67. Los tres han tenido que adaptarse a un cambio que ya despertaba cierta inquietud en Zaldua hace dos décadas. “Lo veíamos venir, en aquella época del hogar del jubilado de Zumaia donde nos iniciamos con doce ordenadores que nos proporcionó La Caixa”. Aquel despertar a los cambios tecnológicos se fue extendiendo a otras localidades. Lamenta que, quizá, el pujante espíritu colaborativo de entonces se ha ido diluyendo. “Fuisteis unos adelantados a vuestro tiempo”, le dice Zaldua.

Este legazpiarra, vecino de Donostia, proviene del mundo de la banca. “A nosotros también nos tocó pasar del papel al teclado. Se me daba bien, pero para los de la generación anterior fue terrible. Veían que no dominaban esos nuevos ordenadores y acabaron siendo presas de la inseguridad”.

Begoña también recuerda aquella época, que guarda similitudes con la actual. Estudió informática “sin ver un ordenador”, pero no le costó nada adaptarse en Laboral Kutxa. “Había compañeras, sin embargo, que tenían serias dificultades. La secretaria lloraba de impotencia porque no se hacía al nuevo sistema de trabajo”, recuerda.

Los tres reconocen las bondades de las nuevas tecnologías, aunque admiten no ser usuarios habituales de las redes sociales. Les gusta leer, escribir, hablar en persona. Abogan por el intercambio de impresiones cara a cara en un mundo en el que no todo es blanco y negro, “porque la vida está llena de matices que se pierden en las redes sociales”, dice Arrizabalaga.

Zaldua, que conoce bien el sector, muestra su preocupación por el progresivo cierre de sucursales. “¿Qué hace ante esa situación hoy en día una persona mayor que no tiene apoyo y no se maneja con el ordenador?”. Begoña ha tenido ocasión de ayudar a más de una. Con su padre fue distinto. “Tenía una huerta con sus gallinas y lo apuntaba todo en un cuaderno, hasta el número de huevos que ponían. Un día le propuse que utilizara Excel, que le ayudaba, pero no hubo manera”.

El que fuera empleado de banca recuerda el momento exacto en el que se dijo que esto de las redes sociales podía convertirse en una ratonera. “Estaba con mi sobrino viendo un partido de fútbol, y me quedé sorprendido. No se enteró de nada. Más que del encuentro, estaba más pendiente del móvil y de la pantalla”. El presidente de Nagusilan le toma la palabra. “¿En qué situación nos deja a las personas mayores tanto adelanto?”

La asociación trabaja activamente y las nuevas tecnologías permiten actualmente tejer una red de voluntarios dispuesta a echar una mano. Pero Elosua va más allá. Se muestra preocupado porque “hay un porcentaje de la sociedad que no va a ser capaz de adaptarse, lo que puede ocasionar un gravísimo problema por falta de colchón social”. Entiende que hay que tender puentes con la Administración, más aún ahora, con la apuesta decidida por mantener a las personas mayores el máximo tiempo posible en sus domicilios. “Las nuevas tecnologías tienen que estar al servicio de las personas, pero sin obligar a todos a adaptarse a herramientas para las cuales igual no están preparadas”. Los tres reconocen que faltan alianzas, recuperar el espíritu colaborativo de antaño, de manera que unos puedan ayudar a otros en los que mejor dominan. “Hace falta echarnos una mano. ¿Quién está dispuesto a ello?”.