donostia - La Mancomunidad de Debagoiena advirtió ayer de que los residuos que hasta ahora se depositaban en el colapsado vertedero de Zaldibar “en ningún caso son admisibles” en el de Epele, en Arrasate.

En un comunicado, la mancomunidad señaló que la instalación arrasatearra fue creada con el fin de albergar residuos industriales y del sector de la construcción de la comarca de Debagoiena y, por lo tanto “no existe ninguna posibilidad de recoger residuos peligrosos en él”.

Desde la mancomunidad matizaron que “Debagoiena no ha recibido aún ninguna petición oficial para abrir el vertedero de Epele por parte de la Diputación o el Gobierno Vasco”, y explicaron que “en caso de recibir una propuesta concreta, se analizará en la Mancomunidad”. En cualquier caso, recordaron que “el vertedero está cerrado desde 2018”.

“Tenemos claro, y así nos lo ha demostrado la desgracia de Zaldibar, que la gestión de los residuos debe ser pública, transparente y con rigurosas medidas de control y seguridad, tal y como ha funcionado el vertedero de Epele durante todo el tiempo que ha estado abierto”, manifestaron.

No es la primera vez que el vertedero de Epele suena para solventar una crisis relacionada con la gestión de los residuos.

En 2016, con Gipuzkoa sin ningún tipo de infraestructura de tratamiento construida y con la urgente necesidad de encontrar fuera del territorio una solución para las miles de toneladas anuales de residuos urbanos que se generan, el departamento de Medio Ambiente valoró la posibilidad de habilitar este vertedero para canalizar estos deshechos y darles una solución dentro del propio territorio.

Por aquel entonces, el diputado de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio, defendía que “hay sitios más adecuados que otros -en referencia a las opciones existentes dentro de Gipuzkoa y a las de fuera-” y que “Epele es una buena opción”. Recordó, asimismo, que se trataba de una “solución transitoria”, hasta que las infraestructuras de Zubieta estuvieran en marcha y apeló al “principio de solidaridad” entre mancomunidades, recordando que durante años, Debagoiena había vertido sus residuos en los vertederos de Sasieta (Beasain) y Lapatx (Azpeitia).

Pese a insistir en que “la Diputación ni puede ni va a imponer esta decisión a nadie”, las palabras del diputado no gustaron ni en la comarca ni en la mancomunidad, donde advirtieron que no iban a permitir la apertura de un “vertedero tóxico”.

Así, una decena de agentes políticos, sindicales y sociales suscribieron un pacto social sobre los residuos mediante el cual mostraron su rechazo a la opción barajada por la Diputación, al entender que se estaba “castigando” a una comarca que “gracias al esfuerzo de la ciudadanía, tiene una tasa de reciclaje superior al 80%”.

Ante esta negativa, finalmente, la Diputación abogó por el vertedero de Lurpe, en Mutiloa, que cerrará sus puertas el próximo día 1.